Colisión entre submarinos alemanes
Daños en la proa del submarino U-564 como resultado de la colisión con el U-106.
Con la declaración de guerra a los Estados Unidos por parte de Alemania, la operación Drumbeat se había puesto en acción desde el mes de enero de 1942. Varios submarinos patrullaban la costa Este estadounidense y estaban teniendo éxitos importantes.
En esos momentos las defensas norteamericanas eran débiles y estaban mal organizadas, lo que conllevó a que los U-Boats alemanes infligieran grandes pérdidas sin tomar muchos riesgos. Una de las áreas más congestionadas era Cabo Hatteras, en Carolina del Norte, ya que era un puerto con una cantidad importante de tráfico marítimo.
Los submarinos alemanes constantemente se ubicaban en esa área, pero esto también implicaba conflictos en la navegación. El 13 de febrero de 1942, el teniente capitán Reinhard Suhren, al mando del U-564, tuvo un incidente desafortunado con otro submarino alemán:
Comencé por hundir el tanquero canadiense Victolite, un jugoso bocado de 11,500 toneladas. Pero a continuación, justo a las afueras del Cabo, la tripulación me informó el 13 de febrero. ‘¡submarino alemán aproximándose!’ Resultó ser el U-106, bajo el mando de mi viejo compañero de tripulación Harald Gelhaus. La visibilidad no era buena, El atardecer ya se había puesto y las tibias aguas del Golfo estaban despidiendo un rocío en el aire invernal. Recién había tenido una siesta y todavía me estaba frotando los ojos, cuando el submarino apareció a través de la penumbra. Era difícil estimar su distancia hasta nosotros y en esta ocasión estaba errado en mis cálculos. El 1OG [Primer Oficial de Guardia] nos alertó en el último minuto de la necesidad de virar alejándose de ella, pero era demasiado tarde. A pesar del ‘a popa a toda máquina’, el bote no se detuvo a tiempo. Hubo un ruido espantoso de choque y al momento de observar el daño, había logrado perforar el tanque de combustible mi amigo Gelhaus. Gelhaus por supuesto que maldijo en grande y apropiadamente, puesto que ahora tenía que regresar y no podría continuar. Yo tenía buenas razones para maldecirme a mí mismo y con gusto hubiera lanzado al agua, puesto que en la colisión había deformado las puertas de los cuatro tubos de torpedos y no podría dispararlos más. También tuve que bombear algunas toneladas de combustible para Gelhaus para su viaje de regreso. No obstante que fui capaz de hundir el tanquero británico Opelia (6,000 toneladas) mediante fuego de cañón tres días más tarde, toda la expedición había sido una pérdida de tiempo. Cuando me reporté, debió haber sido obvio que estaba inusualmente sumiso. Dönitz sólo me miró y dijo: ‘cabeza de chorlito’.
Si deseas saber más, lee “Teddy Suhren, Ace of Aces: Memoirs of a U-Boat Rebel” [Teddy Suhren, As de Ases: Memorias de un rebelde de submarinos], de Teddy Suhren y Franz Brustat-Naval.
Bernhard Rogge (primero al fondo), Heinrich Lehmann-Willenbrock (al centro) y Reinhard Suhren, reciben las Hojas de Roble para la Cruz de Caballero de parte de Adolf Hitler, el 10 de enero de 1942. El adjunto de la Kriegsmarine de Hitler, Karl-von Jesko Puttkamer, está de pie a la izquierda.