top of page
Supermarine Spitfires Mark V virando sobre Túnez durante una misión para proporcionar cubi

Supermarine Spitfires Mark V virando sobre Túnez durante una misión para proporcionar cubierta superior para bombarderos aliados.

Pierre Clostermann se había unido a los Franceses Libres, en el Escuadrón N° 341, en la primavera de 1943. Ahora con sede en la famosa estación de la Real Fuerza Aérea (RAF) en Biggin Hill, al sur de Inglaterra, bajo la dirección de Henri Mouchotte, estaban tan experimentados como cualquier otro escuadrón del Comando de Cazas.

Clostermann, de veintidós años de edad, había pasado algún tiempo desarrollando sus habilidades bajo la tutela de pilotos mayores, incluyendo Mouchotte y Martell, pero que aún no había hecho un nombre por sí mismo. Cuando llegó la hora de abrir su marcador, lo hizo de una forma dramática. Ellos se enfrentaron en una barrida sobre Francia cuando de pronto una docena de Focke Wulfs 190 trataron de emboscarlos saliendo desde el sol:

Liderado por un magnífico Fw 190 A-6 pintado de amarillo por todas partes y pulido y brillante como una joya, los primeros ya estaban pasando a nuestra izquierda, a menos de cien yardas de distancia y virando hacia nosotros. Pude ver, con toda claridad, delineados en sus largas cabinas transparentes, a los pilotos alemanes inclinándose hacia adelante.

Vamos, Turbante Amarillo, ¡ataca!

Martell ya se había lanzado en picada directamente en la formación enemiga. Amarillo 3 y Amarillo 4 perdieron contacto inmediatamente y nos dejaron en medio de un torbellino de narices amarillas y cruces negras.

Esta vez ni siquiera tuve tiempo de sentirme realmente asustado. Aunque mi estómago se contrajo, podía sentir una excitación frenética creciendo dentro de mí. Esta era la cosa real y perdí un poco la cabeza. Sin darme cuenta me estaba dando rienda suelta con incoherentes gritos de guerra pieles rojas y lanzando mi Spitfire a todo alrededor.

 

Un Focke-Wulf ya estaba alejándose, arrastrando tras de él un espiral de humo negro y Martell, quien no estaba perdiendo ningún momento, estaba tras del cuero cabelludo de otro. Hice mi mejor esfuerzo para hacer mi parte y apoyarlo y darle cobertura, pero estaba muy por delante y tuve algunas dificultades siguiendo sus virajes y giros Immelmann.

Dos hunos convergieron insidiosamente en su cola. Abrí fuego contra ellos, a pesar de que estaban fuera de alcance. Fallé, pero hice que rompieran y vinieron por mí. ¡Aquí estaba mi oportunidad!

Subí abruptamente, hice un medio giro y, antes de que pudieran completar los 180° de su giro, ahí estaba yo –a poca distancia en esta ocasión - detrás del segundo. Una ligera presión sobre el timón y lo tuve en la mira. Apenas podía creer lo que veía, sólo fue necesario una simple deflexión, a menos de 200 yardas de distancia. Rápidamente apreté el botón de anillo. ¡Yupi! Destellos en todo su fuselaje. Mi primera ráfaga había dado en el blanco y sin error.

El Focke-Wulf se encendió de inmediato. Lenguas de fuego escaparon intermitentemente de sus tanques perforados, lamiendo el fuselaje. Aquí y allá, los destellos incandescentes se veían a través del denso humo negro rodeando a la máquina. El piloto alemán lanzó su avión en un giro desesperado. Dos estelas blancas delgadas se formaron en el aire.

De repente, el Focke-Wulf estalló como una granada. Un destello cegador, una nube negra, entonces los escombros revolotearon alrededor de mi avión. El motor cayó como una bola de fuego. Una de las alas, arrancada en las llamas, cayó más lentamente, como una hoja muerta, mostrando su color amarillo pálido bajo la superficie y su verde olivo en la superficie superior alternativamente.

Yo grité mi alegría en la radio, al igual que un niño:-“¡Hola, Amarillo Uno, Turbante Amarillo Dos, le di a uno, le di a uno! ¡Jesús, yo le di a uno de ellos!”

El cielo estaba ahora lleno de Focke-Wulfs, pasando junto a mí, atacándome por todos lados en una exhibición de fuegos artificiales de balas trazadoras. Ellos no me dejaban ir; una sucesión de ataques frontales, tres cuartos traseros, derecha, izquierda, uno tras otro.

Estaba empezando a sentirme mareado y mis brazos me dolían. Yo estaba sin aliento también, por maniobrar a 400 millas por hora un Spitfire cuyos controles se ponen rígidos por la velocidad es un trabajo bastante agotador -especialmente a 26,000 pies-. Me sentí como si me ahogara en mi máscara y puse el oxígeno en “emergencia”. Todo lo que podía sentir era un martilleo en mis sienes húmedas, mis muñecas y mis tobillos.

Momentos después Clostermann estaba “pasmado” por haber derribado un segundo alemán.

Si deseas saber más, lee “The Big Show” [El gran espectáculo], de Pierre Clostermann.

Suboficial Pierre Clostermann, cuando servía como piloto en el Escuadrón N° 341 (Alsacia)

Suboficial Pierre Clostermann, cuando servía como piloto en el Escuadrón N° 341 (Alsacia) de la Fuerza Aérea de la Francia Libre.

Focke-Wulf Fw 190 A-6 (Blanco 5) de Walter Nowotny.jpg

Focke-Wulf Fw 190 A-6 (Blanco 5) de Walter Nowotny

bottom of page