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El Stalag Luft III era uno de los múltiples campos de prisioneros de guerra destinados a o

El Stalag Luft III era uno de los múltiples campos de prisioneros de guerra destinados a oficiales aliados, casi todos ingleses y americanos. Se encontraba en Sagan, cerca de Berlín, y contaba con sistemas de seguridad muy avanzados para la época en materia de prevención de fugas, sin embargo, los prisioneros fueron capaces de construir tres túneles de escape.

En el Stalag Luft III, el creciente grupo de oficiales de la Real Fuerza Aérea británica que habían sido derribados, la gran mayoría de la tripulación de bombarderos, estaban haciendo todo lo posible para mantener la moral alta mientras eran prisioneros de guerra. Ellos estaban comprometidos en el negocio serio de la construcción de Tom, Dick y Harry, los tres túneles que eventualmente los llevarían al “Gran Escape”.

Cuando surgieron otras oportunidades para socavar el esfuerzo de guerra alemán, por pequeñas que fueran, eran engrandecidas como distracciones entretenidas. Siempre a la vanguardia y obteniendo su parte de tiempo en detención provisional en el “congelador” estaba Ken Rees, quien relata el siguiente episodio en sus memorias:

Creo que era a finales de julio, un general alemán nos hizo una visita, una especie de inspección de AOC, supongo.

Un gran y brillante Mercedes negro se detuvo en el interior del recinto y salió de él, junto con el Kommandant, von Lindeiner. Al salir de su recorrido por el recinto, von Lindeiner, viendo muy bien a los prisioneros que habían surgido en torno a ellos, les dijo inteligentemente que mantuvieran su distancia.

Pero el general, lleno de confianza en sí mismo, dijo: “No, no. El conductor vigilara”. Al igual que su jefe el general, el conductor no sabía mucho acerca de los prisioneros de guerra, era demasiado educado, recogiendo un flujo constante de preguntas de dos de habla alemana, mientras que el resto de la chusma se revolvió sobre el coche, en temor y admiración evidente.

Después de que el conductor diera unos cigarrillos la multitud se dispersó, junto con los guantes del general, linterna, mapas y juego de herramientas, así como un manual optimistamente marcado “Secreto”.

Aunque el conductor, pobre diablo, probablemente ya estaba en camino al frente ruso, cuando von Lindeiner entró en el recinto al siguiente día y sugirió al SBO [Supremo Oficial Británico] que si el manual era retornado, las otras pérdidas serían ignoradas y no se tomarían represalias, todos sabíamos que en realidad, el general estaba demasiado avergonzado por haber sido tan fácilmente burlado y estaría más que contento si cada referencia fuera silenciada.

Y no tenía sentido mantener el libro de todos modos, ya que los que hablaban alemán habían ido a través de cada uno de sus rincones, encontrando allí muy poco de interés o valor militar. Roger Bushell rápidamente organizó un sello especial para que se hiciera y se aplicara a las primeras páginas. El general obtuvo su libro sellado en la parte posterior: “Aprobado por la Junta de Censores de Prisioneros de Guerra”.

Si deseas saber más, lee “Lie in the Dark and Listen” [Acuéstate en la oscuridad y escucha], de Ken Rees.

Mientras que los oficiales eran resguardados en campos separados y tenían la oportunidad de involucrarse en intentos de fuga, “otros rangos” estaban legítimamente empleados como parte de la fuerza de trabajo y a menudo vivían en condiciones muy precarias. Muchos sufrieron de desnutrición o incluso inanición. Sin embargo, los alemanes encontraron una actitud igualmente irrespetuosa, que les resultaba difícil de comprender. En este mismo momento, la SS estaba produciendo un informe sobre la actitud de los prisioneros de guerra británicos. Una copia capturada, de fecha 12 de agosto 1943, cayó en manos de los ingleses:

Los británicos suelen tomar muy poca atención de los alemanes y observan por encima de ellos. Muchos alemanes han señalado que sus propias mujeres y, en particular algunos de sus aliados, podrían beneficiarse mediante el estudio de la actitud adoptada por los británicos hacia sus enemigos. Las relaciones sexuales, por ejemplo, entre prisioneros británicos y mujeres alemanas son muy raras.

Esto se debe probablemente al hecho que los británicos tienen un sentido muy desarrollado de orgullo nacional, lo que les impide confraternizar con mujeres de una nación enemiga. Un ejemplo notable de orgullo nacional británico y actitud hacia el Eje fue visto el otro día. Algunos soldados italianos en un convoy que pasaba arrojaron unos cigarrillos a algunos prisioneros británicos, que dieron la espalda a los italianos y dejaron los cigarrillos tirados en el suelo.

FALTA DE RESPETO DE LOS BRITÁNICOS A LOS OFICIALES ALEMANES

También es digno mencionar que, sobre todo en trabajo agrícola, los británicos frecuentemente tenían éxito en denunciar con sus guardias sin consultar a su empleador. Los propios guardias dicen que [los] británicos se quejan con frecuencia de ellos y que ellos no tienen ninguna oportunidad de defenderse. “A menudo sucede”, dice un informe de Gras, “que los guardias son arrestados por la fuerza de una queja británica”.

Un guardia suboficial escribió: “No es de extrañarse que los británicos se pongan desafiantes, ya que los oficiales escuchan sus quejas en privado y simplemente envían a los soldados alemanes fuera de la habitación. Lo único que no tenemos qué hacer es ponernos en posición de firmes frente a los malditos británicos. Cuando eso suceda, me daré un tiro en mi cabeza”.

LA CALIDAD SUPERIOR DE LAS RACIONES BRITÁNICAS

 

La opinión alemana está influenciada en no poca medida por ver los regalos de alimentos enviados a los británicos. Sus paquetes se componen en gran parte de artículos que han estado escasos en Alemania desde hace mucho tiempo. Los británicos se dan cuenta del valor de propaganda de estos regalos y aprovechan cada oportunidad para presumirlos. Tales comentarios como “Oh, eso no es nada -Inglaterra está llena de este tipo de cosas-”, a menudo tienen el efecto deseado sobre los alemanes. Los prisioneros reciben de casa un amplio suministro de chocolate, salchichas, carne enlatada, jamón, etc., y en el intervalo de trabajo los consumen tan ostensiblemente como les es posible. El trabajador alemán mira y saca su propia conclusión. Una inconformidad considerable surgió entre los trabajadores alemanes de las canteras para romper piedra en Holzkirch al ver la buena comida que tenían los británicos. “Esperan que hagamos turnos dobles sólo con pan y margarina”, dijeron, “mientras que los ‘Herren Englander’ [hombres ingleses] no tienen tiempo para palabras y no piensan en nada más que en engullir”. Finalmente se dio una orden prohibiendo a los prisioneros británicos que llevaran sus alimentos con ellos al trabajo.

En resumen, la tradición británica de comportarse como Herrenvolk [raza superior] se mantiene por los prisioneros de guerra. Su presencia en Alemania es completamente desmoralizante, ya que su comportamiento no sólo tipifica una nación que es racialmente similar a la nuestra, fuerte y absolutamente segura de la victoria -pero también ha dado lugar a discusiones acerca de la futilidad de una guerra entre dos naciones de la misma categoría.

Si deseas saber más, visita los Archivos Nacionales británicos.

El reporte completo puede ser encontrado en el sitio de Archive Research & Document Copying. [Investigación de Archivo y Copia de Documentos].

Haciendo ejercicio en la sección estadounidense del Stalag Luft III, “caminando el circuit

Haciendo ejercicio en la sección estadounidense del Stalag Luft III, “caminando el circuito”, un sendero hecho en todo el perímetro del recinto, justo dentro del riel de advertencia colocado a diez metros dentro de la cerca de alambre de púas.

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El Kommandant del Stalag Luft III, Oberst Friedrich Wilhelm von Lindeiner-Wildau.

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