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Soldados del Ejército Rojo en marcha a Vyazma, a principios de marzo de 1943.

A mediados de marzo, el deshielo y el barro resultante causaron que las operaciones de los soviéticos y alemanes se detuvieran entre Kursk y el Mar de Azov. El 18 de marzo el Alto Mando alemán había emitido un comunicado señalando que el contraataque de Manstein había causado más de 50,000 bajas entre las fuerzas soviéticas, casi 20,000 prisioneros y unos 1,400 tanques.

 

Sin cuestionar estas cifras, es fácil ubicarlas en su debida proporción al revelarse, en contraste, que el Ejército Rojo había destruido entre 40 y 45 divisiones alemanas y de sus países satélite -un cuarto de las fuerzas que los rusos tenían frente a ellos-, en tan sólo cuatro meses.

 

Para estos momentos, la moral soviética estaba en su auge; no obstante, algunos soldados sentían la presión de los comisarios políticos, como se refleja en parte por el relato de Boris Gorbachevsky, un suboficial en el 31º Ejército al solicitar permiso para visitar a su madre enferma... Ver Más

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