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Resistente prisionera de los alemanes

Una mezcla diversa de prisioneros unidos a la Resistencia en 1940. Hay franceses, españoles, polacos e italianos que estaban activos en la resistencia francesa.

Al momento en que los alemanes se acercaban a París en el verano de 1940, Agnès Humbert, una respetable historiadora de arte, realizó un salto de fe ciego y valor temerario. Con la ayuda de algunos colegas, formó la efectiva red Musée de l’Homme, un grupo clave dentro de la Resistencia francesa y muy probablemente, el primero en su tipo. De hecho, la Resistencia francesa tomó su nombre de la publicación periódica del grupo: Résistance.

 

En 1941, muchos de sus miembros, incluyendo su carismático líder, Boris Vildé y la propia Agnès, fueron traicionados a la Gestapo y encarcelados. Siete hombres fueron condenados a la muerte y ejecutados por un pelotón de fusilamiento. Las mujeres fueron deportadas como trabajadoras forzadas a Alemania.

 

Su diario ofrece una perspectiva de este periodo dramático y oscuro para los franceses y para ella misma, mientras esperaba ser enjuiciada:

Prisión de la Santé, octubre de 1941

 

Los días pasan suficientemente agradables. He recibido lana y tela de casa; tejo, coso, leo. Por la tarde escucho las conversaciones entre los hombres al lado opuesto del patio. Intento unirme, pero no pueden escucharme. Me enteré del intento de asesinato de Laval al cual, por desgracia, ¡sobrevivió! [27 de agosto de 1941]. Los domingos un caballero de aspecto más bien aristocrático hace ejercicio en el patio. Su guardia se distrae fácilmente y toma ventaja de ello para lanzarme deliciosos chocolates y para decirme las últimas noticias. Según él, la situación en el Este está mejorando.

 

He sido interrogada por el fiscal. Diciéndome que desea conocerme antes del juicio y hace cumplidos medio lerdos sobre las mujeres de Francia. Él me asegura que si el ejército francés hubiera estado compuesto de mujeres en lugar de hombres, los alemanes jamás hubieran llegado tan lejos como París. Trata de hacerme creer que he sido denunciada por Pierre Walter y me informa que estoy acusada de proporcionar información militar al enemigo. Esto me hace reír, ya que sé que no hay la más mínima evidencia contra mí respecto de esa acusación y tengo fe absoluta en Pierre. Él me pregunta acerca de Jean Cassou: naturalmente, nunca he escuchado de él. No puede haber mucho daño realizado en esta dirección, ya que ni siquiera conoce su nombre o su profesión. No hace mención de Duvals, Friedmann o Pierre Brossolette. Así que ellos deben estar todavía libres: ¡qué maravilla! Trata de hacerme hablar acerca del joven Renée Guitton, que estaba en la celda contigua a la mía en Cherche-Midi y desvergonzadamente me echa en cara algunos pedazos de rumores maliciosos sobre mí que sus espías han logrado obtener en los pasillos de la prisión. En suma, es untuoso, obsequioso, seboso y estúpido.

 

He tenido una visita de Maman y nos es permitido conversar por un cuarto de hora. Ella es mucho más fuerte de lo que era hace un año, tanto física como mentalmente. Parece convencida de que pronto seré liberada. Me estremece el terrible choque a su sistema cuando se dé cuenta que no voy a estar de vuelta tan pronto como ella se imagina.

Si deseas saber más, lee “Résistance: A Woman’s Journal of Struggle and Defiance in Occupied France” [Resistencia: el diario de una mujer de lucha y desafío en la Francia ocupada], de Agnès Humbert.

El 27 de agosto de 1941, Pierre Laval asistía a una revista de la Legión de Voluntarios Franceses (LVF), una milicia colaboracionista con el régimen nazi. Paul Collette, un ex-miembro del grupo Croix-de-Feu, atacó la tribuna donde se encontraban varios simpatizantes del gobierno de Vichy; alcanzando a herir a Laval y a Marcel Déat (otro colaboracionista prominente) hiriéndolos ligeramente. Laval pronto se recuperó de las lesiones.

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