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Ataque de bombarderos alemanes

El bombardero medio Junkers Ju 88 fue uno de los aviones más exitosos de la Luftwaffe. Alrededor de 15,000 fueron construidos durante la guerra. En la imagen, tres bombarderos en formación alistándose para un ataque.

Guderian y su 2º Grupo Blindado no tuvieron más remedio que acatar las órdenes de Hitler e iniciaron el viraje de sus tanques y unidades motorizadas hacia el sur; con este movimiento se había sellado el destino de Barbarroja quizá para el resto de la campaña en la Unión Soviética.

 

Los rusos estaban lanzando ataques desesperados a lo largo del frente; sin embargo, la mayor concentración de fuerzas estaba en el área del Grupo de Ejércitos Centro y era allí donde se estaban desarrollando ataques con mayor ímpetu.

 

Vasily Grossman, un corresponsal en el Ejército Rojo, que en primera instancia había sido rechazado para unirse a sus filas, ante las innumerables pérdidas de los rusos enfrentando a los alemanes, había relajado su criterio para poder reclutar elementos en sus filas y fue así que Grossman tuvo la oportunidad de atestiguar los sucesos de la campaña:

Un conductor de tractor cargó a todos los hombres heridos en su vehículo y los condujo hacia la retaguardia. Incluso los hombres heridos más graves se quedaron con sus armas.

 

[De acuerdo con] el Teniente Yakovlev, un comandante de batallón, los alemanes atacando estaban completamente ebrios. Aquellos que capturaron apestaban a alcohol y sus ojos estaban rojos. Todos los ataques fueron rechazados. Los soldados querían llevar a Yakovlev, quien estaba gravemente herido, a la retaguardia sobre una lona de campaña. Él gritó: “Todavía tengo mi voz y soy capaz de dar órdenes. Soy un comunista y no puedo dejar el campo de batalla”.

 

Mañana sensual. El aire tranquilo. La aldea está llena de paz -la vida en un poblado es bonita, calmada-con niños jugando y ancianos y mujeres sentados en bancas. Apenas habíamos llegado cuando tres Junkers aparecieron. Bombas explotando. Gritos, Llamas rojas con humo blanco y negro. Pasamos por el mismo poblado otra vez por la tarde. La gente observa tiene una mirada salvaje, desgastada. Las mujeres llevan pertenencias. Las columnas de humo se han elevado muy alto, están paradas entre las ruinas, Y flores -acianos y peonías- están haciendo alarde de sí mismas de forma pacífica.

Si deseas saber más, lee “A Writer at War: Vasily Grossman with the Red Army, 1941-1945” [Un escritor en guerra: Vasily Grossman con el Ejército Rojo, 1941-1945], editado por Antony Beevor y Luba Vinogradova.

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