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El portaaviones Ark Royal es hundido

Vista desde el destructor escolta HMS Hermione del HMS Legion colocándose junto al HMS Ark Royal, dañado e inclinándose, con el fin de poner a salvo a la tripulación. El portaaviones fue torpedeado por el submarino alemán U-81 cerca de Gibraltar el 13 de noviembre de 1941. El portaaviones se hundió al día siguiente después de que algunos de los tripulantes regresaron al navío en un intento por salvarla. Sólo uno de sus tripulantes murió debido a la explosión inicial.

Las fuerzas británicas estaban haciendo grandes esfuerzos para proteger la base naval en Malta y, al mismo tiempo, buscar impedir que los ejércitos de Rommel fueran suministrados con hombres y material, debido a que la Operación Crusader estaba a punto de iniciar.

 

En aquel momento, la Fuerza H británica, habiendo llevado cuarenta y cuatro aviones para reforzar Malta, estaba regresando a Gibraltar. La formación consistía del portaaviones de la flota Ark Royal, el antiguo portaaviones Argus, el viejo acorazado Malaya, el crucero Hermione y siete destructores.

 

Aviones italianos reportaron el regreso de la Fuerza H a Gibraltar y Dönitz ordenó a los submarinos U-81 y U-205 para que se dirigieran a las rutas corriendo al este de Gibraltar. Al amanecer del 13 de noviembre, el U-205 atacó al Ark Royal, pero ninguno de sus torpedos dio en el blanco. No fue sino hasta la tarde de ese mismo día, que el U-81 avistó a la fuerza británica y atacó, lanzando cuatro torpedos, dos al Malaya y dos al Ark Royal, uno de los cuales dio justo en medio en el lado de estribor, inundando la sala de calderas.

 

Cliff Wilson estaba a bordo del Ark Royal y recordó el momento que eventualmente pondría fin al portaaviones británico:

El Ark fue mi primer navío, trabajaba en el cuarto central de comunicaciones. Podías caminar allí al principio de tu turno, sentarte y sólo había un torrente de código, a veces no dejaba mi pluma por cuatro horas completas.

 

Tenía alrededor de mil tripulantes y era un barco muy limpio, siempre recuerdo haber estado un poco avergonzado cuando subí a bordo, por el estado de mi hamaca, que estaba un poco sucia, debido al hecho de que había estado en una serie de ataques aéreos en Portsmouth.

 

Cuando el barco fue impactado, yo estaba de servicio. Habíamos estado en el Mediterráneo y estábamos en nuestro camino de vuelta, a unas 30 millas de Gibraltar, cuando hubo esta explosión enorme. No fue un rugido ensordecedor, pero fue tremendo y sabíamos que nos debían haber dado.

 

Más o menos de inmediato el barco comenzó a inclinarse. Había siete de nosotros leyendo señales, pero nadie dejó su estación. Sólo seguimos trabajando, pero todos nos preguntamos qué haríamos. El jefe telegrafista estaba allí y todos estábamos viéndolo y él nos miraba de vuelta. En poco tiempo nos inclinamos a unos 20 grados y eventualmente la orden vino por el intercomunicador para abandonar el barco.

 

Todavía estábamos mirando al jefe y él dijo, “Muy bien chicos, vayan afuera”.

 

Cuando salí de la sala de control, había una gran fila de hombres que habían venido desde abajo y no podía empujar, así que volví a bajar a través del hangar abierto y a través del hospital -que era escalofriante, porque había todas estas camas y ni un alma allá abajo, sólo yo.

 

Cuando volví a la cubierta, el HMS Legion estaba al lado y una cuerda fue arrojada que atravesaba. Fui por la cuerda de cabeza, con una línea de gente detrás de mí, diciendo: “Vamos, muchacho, adelante”. Seguí adelante.

 

Una vez que estábamos a bordo del Legion, nos pusimos de inmediato a lanzar cargas de profundidad tratando de encontrar el submarino que nos había dado.

Si deseas saber más, lee “Malta Convoys 1940-42: The Struggle at Sea” [Convoyes de Malta 1940-42: la lucha en el mar], de David A. Thomas.

Imagen desde cubierta del portaaviones británico HMS Ark Royal hundiéndose.

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