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Hitler prohíbe cualquier retirada

En muchas áreas, el equipo militar alemán no era adecuado para el clima de la Unión Soviética y las condiciones climatológicas, especialmente en los meses de invierno. Esta fotografía muestra a un tanque Panzer IV atascado en la nieve. Mientras los soldados tratan de liberar el tanque con palas y picos, un corresponsal de guerra (a la derecha), captura las imágenes de la escena.

El contraataque del Ejército Rojo estaba rindiendo frutos importantes en la defensa de Moscú y a todo lo largo del frente del Este; la delgada línea alemana, que estaba al límite de sus fuerzas, exhausta y mal equipada contra el frío implacable del invierno ruso, no podía resistir los embates de las tropas frescas soviéticas.

 

Hitler había ordenado a sus generales que no hubiera más retiradas de ninguna índole, fueran tácticas o estratégicas, prometiendo que nuevos elementos estaban en camino, sin embargo, las condiciones climatológicas dificultaban el movimiento de tropas y equipo.

 

Heinz Guderian, comandando el 2º Ejército Blindado, recuerda las condiciones prevalecientes en sus unidades:

El 16 de diciembre, ante mi solicitud urgente, Schmundt, que estaba en nuestras inmediaciones, se reunió conmigo en el aeródromo de Orel, donde tuvimos una conversación de media hora. Le describí la situación en términos muy graves y le pedí que repitiera lo que había dicho al Führer. Esperaba que Hitler me llamara por teléfono durante la noche y respondiera a las propuestas que había hecho a través de Schmundt. Fue durante esta conversación que me enteré de los próximos cambios en el Alto Mando del Ejército y la inminente salida del mariscal de campo von Brauchitsch. Durante esa noche escribí:

 

Frecuentemente no puedo dormir durante la noche y mi mente da vueltas y vueltas mientras trato de pensar qué más puedo hacer para ayudar a mis pobres soldados, quienes están allá afuera sin refugio en este frío abominable. Es espantoso, inimaginable. La gente en la OKH y la OKW, que nunca han visto el frente, no tienen idea de cómo son las condiciones aquí. Ellos siguen enviando órdenes que no podemos llevar a cabo e ignoran todas nuestras solicitudes y sugerencias.

 

Durante esa noche, recibí la llamada telefónica de Hitler que había estado esperando. Comentó que nos mantuviéramos firmes, prohibió otras retiradas y prometió que recibiríamos remplazos -en cantidad, creo, de 500 hombres- por avión. Era una conexión muy mala y Hitler repitió sus órdenes. En cuanto a retiradas, éstas ya habían comenzado como resultado de mi conversación con el mariscal de campo von Brauchitsch en Roslavl y no podía ser detenida ahora.

Si deseas saber más, lee “Panzer Leader” [Líder de Tanques], del general Heinz Guderian.

Un soldado alemán y su caballo. En dos meses, diciembre de 1941 y enero de 1942, el ejército alemán perdió 179,000 caballos en el frente oriental.

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