Se renueva la ofensiva alemana hacia Moscú
Soldados de infantería alemanes, con un deficiente equipo de invierno, marchan junto a vehículos tirados por caballos en un distrito cerca de Moscú, en noviembre de 1941. Las condiciones climatológicas forzaron a una ya delgada línea de suministro y obligaron a los alemanes a detener su avance, dejándolos expuestos a los elementos y a contraataques soviéticos, trayendo como resultado numerosas bajas y una seria pérdida del impulso en la campaña en la Unión Soviética.
Los renovados esfuerzos de las fuerzas alemanas para capturar la capital soviética estaban en marcha. Los tanques estaban avanzando y para mediados de noviembre había elementos frescos incorporándose al ataque en la región central de la Unión Soviética.
Los alemanes estaban atacando en el punto de unión de dos de los ejércitos rusos defendiendo la zona, el Quinto y el Treceavo. La intención era tomar la autopista Volokolamsk-Moscú y flanquear las posiciones soviéticas.
Pero las tropas soviéticas estaban combatiendo ferozmente. El comandante adjunto de la una brigada de tanques, Anatoly Shvebig, fue más explícito:
El 16 de noviembre fue una calamidad. Muchas de nuestras fuerzas delanteras estaban siendo rodeadas por el enemigo y el mismo Rokossovsky estaba desesperadamente tratando de evitar el cerco. Los alemanes llegaron al camino de Volokolamsk hacia Moscú y virtualmente no teníamos nada para poder detenerlos. Mi propia brigada se había reducido a sus últimos dos tanques operables.
Si quieres saber más, visita el sitio The Russian Battlefield [El campo de batalla ruso], el cual cuenta con innumerables memorias de soldados de la Gran Guerra Patriótica.
Oponiéndose al empuje alemán, comandado por el general Hoepner, se encontraban las tropas de la 316ª División, al mando del general ruso Iván Panfilov. Rokossovsky visitó el puesto de mando, mientras los combates se estaban desarrollando:
Los ataques alemanes comenzaban con artillería pesada y fuego de mortero, apoyado por ataques aéreos.
…
Los bombarderos estaban dando vueltas por encima, haciendo picadas en turno y lanzando bombas sobre nuestras posiciones de infantería y artillería. Luego grupos de tanques, seguidos de ametralladoras, eran lanzados a la batalla… Los tanques continuaban avanzando, sin importar las pérdidas, deteniéndose ocasionalmente para volar nuestras baterías antitanque. Algunos de ellos daban vueltas sobre sus orugas dañadas, o comenzaban a arrojar humo, otros seguían empujando y lograron llegar hasta nuestras trincheras, antes de ser puestos fuera de combate.
Si deseas saber más, lee “A Soldier’s Duty” [El deber de un soldado], de Konstantin Rokossovsky.
Un bombardero alemán, con su motor de estribor en llamas, pierde altura sobre un lugar desconocido, en noviembre de 1941.