top of page

Memorias humorísticas en un mundo enloquecido

Fuego antiaéreo sobre Argel durante un bombardeo nocturno..jpg

Fuego antiaéreo sobre Argel durante un bombardeo nocturno.

El 18 de enero de 1943, el 56º Regimiento Pesado de la Artillería Real llegó a Argel para unirse al Primer Ejército británico en su trayecto hacia el Este. Las fuerzas de Rommel estaban movilizándose hacia el oeste, siendo empujadas por el Octavo Ejército.

La primera noche fueron enviados al estadio de fútbol. Entre ellos se encontraba un soldado raso manteniendo un diario como ningún otro:

Toda la acción estaba alrededor de una cocina de campo. Varias filas todas convergiendo en un punto donde un cocinero, con un bigote como manillar y, de todas las cosas, un monóculo, estaba repartiendo la comida. Alguna vez tuvo un ojo de cristal que se disparó cuando estornudó y cayó en la sopa, así que llevaba el monóculo como una especie de condón óptico.

Puso algo en mi fiambrera. “¿Qué es?”, le pregunté. “estofado irlandés”, dijo; “entonces”, le contesté, “estofado irlandés en el nombre de la Ley”.

Era una enorme arena de concreto. Hicimos fila durante una hora. Cuando eso había pasado hicimos fila para las mantas. A continuación, encuentra un lugar donde dormir, como un estadio de fútbol en el norte de África. Nos ubicamos en las terrazas. Después de las hamacas en el barco esto era un atentado. Si tan sólo, si tan sólo tuviera un piano de cola. Yo pude haber dormido en eso.

El artillero Milligan, de veintidós años, número de serie 954024, había llegado al servicio activo. Las memorias de guerra nunca serían las mismas otra vez. Su primer día completo en Argelia fue el 19 de enero:

Poco a poco el sol salió. No había forma de detenerlo. Se elevaba desde el este como un Napoleón de oro iridiscente. Llenó el cielo del amanecer con franjas de color rosa, naranja y fuego. El desayuno era carne enlatada y bizcochos. Me lavé y afeité bajo el agua del grifo, fría como un glacial. Aun así, era bueno para el cutis. “¡Artilleros! ¡Manténganse encantadores para su oficial al mando con agua de un estadio de fútbol argelino!

Me paré en las puertas mirando a la gente en las calles. Me hice amigo de dos pequeños niños franceses que se dirigían a la escuela, una niña y un niño, y les di dos peniques ingleses. A cambio me dieron una caja de cerillas vacía con una etiqueta de un camello en la parte superior. Siempre recordaré sus caras.

Una suave voz detrás de mí. “¿Dónde carajos has estado?” Era Jordy Dawson. “Vámonos, nos vamos a los muelles”. Y así lo hicimos.

Al llegar allí vimos que todas las bolsas de equipo de la Batería D estaban a bordo de nuestros camiones y luego nos marchamos. La dirección era hacia el este a lo largo de la carretera costera a Jean Bart. Nos sentamos con las piernas colgando sobre el panel trasero.

Cada vez que pasábamos entre coloniales franceses, algunos de ellos nos daban a entender que nuestra presencia en el Continente Negro no era deseada con un simple gesto explicativo de la cintura para abajo.

 

Pasamos por campos polvorientos llenos de matorrales con el mar a nuestra izquierda. Pasamos árabes con camellos o burros en grupos pequeños, los niños mendigando o vendiendo mandarinas y huevos. El fruto del cactus estaba todo maduro, rojo como un buzón. No había visto ninguno desde que era un niño en la India.

 

La carretera se curvó gradualmente y el gradiente del terreno se elevó un poco, revelándonos una gran vista de la bahía de Argel. Azul rico, con el sol de la mañana resplandeciendo en las olas. Nuestro conductor, “Hooter Price” (llamado así por una magnífica nariz grande con forma de banderín. Cuando nadaba de espaldas, la gente gritaba “Tiburones”), estaba cantando “I’ll be seeing you” a medida que avanzábamos por el camino polvoriento.

Eran veintiséis millas hasta nuestro destino, con el misterioso nombre de “Campo X”, situado a sólo media milla tierra adentro en Cap Matifou. El Campo X estaba probando ser una vergüenza para el Comando del Ejército. Fue construido para albergar a prisioneros de guerra alemanes.

De alguna forma no habíamos podido capturar alguno, así que, para dar la apariencia de ser todo un éxito, el 56º Regimiento Pesado fue metido en él y nos dijeron que esto era el “hogar” por el momento. Cuando la Batería D oyó esto, fue comprensible que cuando se pasó lista la primera mañana se escuchara: “¿Artillero Devine?” “¡Ja wohl!” “¿Artillero Spencer?” “¡Ja!” “¿Artillero Maunders?” “¡Ja wohl!

Si deseas saber más, lee “Adolf Hitler: My Part In His Downfall” [Adolf Hitler: Mi parte en su caída], de Spike Milligan.

La retirada de las fuerzas del Eje y la campaña de Túnez 1942-1943 Paracaidistas británico

La retirada de las fuerzas del Eje y la campaña de Túnez 1942-1943: Paracaidistas británicos marchan después de desembarcar en Argel.

Un aviador observa como trabajadores argelinos en el muelle ruedan barriles de petróleo a

Un aviador observa como trabajadores argelinos en el muelle ruedan barriles de petróleo a lo largo del embarcadero en Argel. Detrás de ellos está el Hawker Sea Hurricane Mark I, W9182, de la Unidad de Cazas de la Marina Mercante, montado en la catapulta del castillo de proa de un Mercante Armado con Catapulta (conocidos como buques CAM por sus siglas en inglés).

Tres oficiales de la Fuerza Aérea Auxiliar Femenil (WAAF) de una unidad de codificación y

Tres oficiales de la Fuerza Aérea Auxiliar Femenil (WAAF) de una unidad de codificación y desciframiento, en una expedición de compras en un suburbio de Argel. Ellas son (de izquierda a derecha): Oficial de Sección U. M. Robertson de Londres; la Oficial de Sección J. Woods de Sale, Cheshire, y la Oficial de Vuelo S. A. W. Culverwell de Goudlas, Lanarkshire.

bottom of page