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Final trágico de una tarea de reconocimiento

El transporte de suministros al Monte Austen era realizado por grupos de portadores nativo

El transporte de suministros al Monte Austen era realizado por grupos de portadores nativos llamados “Batallón Caníbal”.

En Guadalcanal, los estadounidenses habían numerado arbitrariamente las colinas expuestas que forman parte de la cadena de crestas del Monte Austen. A mediados de diciembre, el 3er. Batallón del 132º Regimiento de Infantería, parte de la Division Americal (una contracción de las palabras América y Nueva Caledonia), comandado por el teniente coronel William C. Wright, avanzó hacia el sur de la colina 35 y comenzó a ascender hacia la cima del Monte Austen cerca de las colinas 20 y 21.

Para lograr el cronograma establecido por el comandante de la División, el batallón se vio obligado a dejar atrás muchas de sus armas de apoyo, como morteros pesados y ametralladoras, y llevar sólo consigo cantidades limitadas de municiones y suministros, todo lo cual tuvo que ser transportado a mano a lo largo de caminos abiertos a través de la espesa jungla.

Al acercarse los elementos de vanguardia de Wright, los defensores japoneses inmovilizaron a los estadounidenses con ametralladoras y rifles. Agotadas y deshidratadas por su viaje a través de la espesa jungla, las tropas de Wright, incapaces de desplegarse rápidamente fuera de la formación de columna, no avanzaron contra las defensas japonesas.

Fue entonces que Wright pidió el apoyo de la artillería y un ataque aéreo de la Fuerza Aérea Cactus (CAF), Wright avanzó con varios observadores de artillería para investigar el terreno frente a sus fuerzas. El teniente coronel John George, recuerda el fatal desenlace de este momento:

El sendero que conducía al pie del Monte Austen era extremadamente accidentado y atravesaba una densa jungla y las tropas estaban demasiado exhaustas para atacar cuando llegaron. Por lo tanto, el teniente coronel Bill Wright, comandante del batallón, completó un reconocimiento personal y planeó atacar al amanecer. Debido a la densa jungla y la habilidad japonesa para camuflarse, era imposible hacer una estimación precisa de la fuerza enemiga o incluso de sus ubicaciones precisas. Pero Wright siguió adelante, marcó sus flancos con humo y ordenó un ataque con cazabombarderos, que esperaba tendría un efecto debilitador en su objetivo.

El ataque de Wright comenzó según lo programado, pero se atascó temprano en el día. El bombardeo en picado, tan aterrador tanto por el sonido como a su vista, en realidad tuvo poco efecto. En aquellos primeros días, con el desarrollo de las técnicas de enlace aire-tierra aún en las primeras etapas y con el poco conocimiento que teníamos de la efectividad de los diferentes tipos de bombas en terreno selvático, todos estábamos inclinados a sobrestimar el valor inicial de bombardeo aéreo. Así que fue con considerable decepción que el batallón de Wright se enteró de los pequeños resultados que el ataque aéreo había tenido sobre los japoneses. En realidad, a la luz de la experiencia posterior (que revelaría los verdaderos valores del empleo de aviones tácticos), tal apoyo aéreo probablemente nunca se habría utilizado. Su resultado más revelador fue alertar al enemigo y advertirle del frente que más tarde sería atacado por tropas terrestres.

Como el soldado robusto que era, Bill Wright comprensiblemente se impacientó ante el retraso inicial del ataque y, en la primera pausa, corrió hacia adelante para obtener el “panorama del escuadrón” de la resistencia. Al hacerlo, quedó atrapado en la línea de fuego de una Nambu oculta y recibió una barrida en las costillas cortas con una ráfaga de balas calibre .25. Las heridas fueron fatales, pero la muerte no fue instantánea. Se hicieron varios intentos para sacarlo del lugar barrido por el fuego donde había caído, pero resultó en vano. El teniente Edward Dunne resultó gravemente herido en la misma acción, con un disparo en la cara. No fue hasta la tarde que Marty Kynett dirigió una patrulla al frente y logró traer el cuerpo del coronel Wright. Su muerte fue un duro golpe para el batallón, porque Bill Wright era muy apreciado como cualquiera de nuestros oficiales de campo. Tenía dos hermanos en el regimiento, uno al mando de una compañía y otro sargento primero en el Cuartel General del Segundo Batallón.

Cuando la noticia de su muerte nos llegó a la retaguardia, la guerra, para muchos de nosotros, empezó a tomar un cariz más serio. Bill, como los otros oficiales que murieron en la acción temprana en la isla, era un tipo que nadie parecía capaz de asociar con la idea de la muerte.

Si deseas saber más, lee “Shots Fired in Anger” [Disparos descargados con ira], del teniente coronel Jonh George.

Mount Austen dominant position.jpg

La posición dominante del Monte Austen sobre el perímetro de Lunga y las colinas al oeste hizo que su captura fuera vital para el plan estadounidense. Elevándose sobre Henderson Field, proporcionaba una buena perspectiva desde el cual el enemigo podía observar los movimientos de tropas hacia el oeste desde la línea Matanikau.

Lt. Col. William C Wright.jpeg

El teniente coronel William Curtiss Wright, fue asignado a la 132ª Infantería y, en enero de 1942, esta unidad navegó hacia el Pacífico y completó su entrenamiento para el combate en Nueva Caledonia. Llamados a Guadalcanal, el teniente coronel Wright, liderando al frente de combate a su 3er. Batallón, cayó muerto en batalla el 19 de diciembre de 1942.

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