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Batalla de tanques en Sidi Rezegh

Uno de los tanques Stuart recapturado del Afrika Korps en Sidi Rezegh y entregado a la Caballería Divisional neozelandesa, utilizándolo a las afueras de Bardia.

El Octavo Ejército estaba combatiendo duramente contra las divisiones italianas y alemanas en África del Norte buscando acabar con el sitio de Tobruk y recuperar el área de Cirenaica que se había perdido desde marzo de 1941 a manos de Rommel.

 

Las brigadas blindadas inglesas estaban encontrando de nueva cuenta que sus nuevos tanques estadounidenses Stuart no eran rivales de los cañones de 88 milímetros y los blindados alemanes. No obstante, el colosal número de unidades utilizadas por parte de los ingleses estaba rindiendo frutos.

 

En días anteriores, la 7ª Brigada Blindada había capturado el aeródromo en Sidi Rezegh, al tiempo que a la guarnición de Tobruk se le había dado órdenes para intentar romper el cerco desde adentro; sin embargo, para su mala fortuna, escogieron el área más reforzada por los alemanes.

 

Mientras los combatientes en Tobruk intentaban desesperadamente hacer contacto con el Octavo Ejército en Sidi Rezegh, los alemanes lanzaron todo el peso de sus blindados a la lucha. Cyril Joly, con la 7ª División Blindada, describe los combates en el Desierto Occidental:

Me levanté a la mañana siguiente con la certeza de que habría batallas feroces y desesperadas todo el día. Sin mi propia ropa de cama, con un equipo que no estaba acostumbrado a mis formas y modos, casi sofocado por el aire viciado bajo la lona, que había sido necesaria para mantener fuera la lluvia que cayó a plomo durante toda la noche, no podía estar menos listo para acción instantánea y agotadora. Mi barba estaba en la etapa más incómoda de su crecimiento, mis ropas estaban empapadas y malolientes, mi cara y manos frías y entumecidas. Dejé al operador para completar la red y caminé hacia el tanque de Kinnaird. Estaba en tal estado de miseria y desaliento que Kinnaird, a pesar de sus muchas ansiedades, sonrió y dijo, ‘Anímate, Tony. Todavía estás vivo. Podía ser peor. Pero has llegado en el momento adecuado. Aquí están los otros y éstas son las órdenes. La Séptima Blindada y el Grupo de Apoyo están siendo ya atacados del noroeste. Tenemos que llegar a ellos. Pero hasta donde se sabe, tanto la 15ª como la 21ª Panzer están entre nosotros y ellos. Así que tendremos una batalla endemoniada antes de que siquiera podamos brindarles ayuda alguna. Bien, nos movilizamos en cinco minutos’.

 

A unos cuantos minutos de haber iniciado, los informes comenzaron a llegar, todos diciendo la misma historia de tanques y cañones antitanque en las escarpas hacia el este y el suroeste de Sidi Rezegh, previniendo movilizarnos para unirnos en la desesperada batalla en el campo aéreo.

 

Toda la mañana las batallas se balanceaban hacia adelante y hacia atrás alrededor del aeródromo y el terreno alto hacia el norte. Mientras la 7ª Blindada y el Grupo de Apoyo rechazaron los primeros ataques, nosotros y la 22ª Blindada combatíamos para llegar a través de ellos.

 

Perdí la noción del tiempo y sólo el creciente dolor de mi estómago vacío y la resequedad de mi boca indicaron el paso de las horas. También perdí la cuenta de las bajas en mi escuadrón y las pérdidas que cada tanque decía haber infligido en el enemigo. Las primeras batallas se desarrollaron en la neblina por la humedad del suelo empapado que se evaporaba en el sol. Más tarde, una nube de humo oscuro y polvo se cernía sobre todo el campo de batalla, ocultando amigos y enemigos por igual. En la confusión fue milagroso que no se cometieran más errores disparando sobre los nuestros. Gradualmente empujamos cada vez más hacia atrás a los alemanes, con muchas pérdidas de tanques de ambos lados. Mi propio tanque fue penetrado por un tiro que se desgastó en el esfuerzo de perforar el blindaje y sólo cayó al piso a los pies de mi conductor, sin hacer daño. Se produjo un alivio de la tensión momentáneo cuando, refiriéndose a los muchos rumores de los afamados métodos desesperados a los que los alemanes estaban recurriendo en su búsqueda de metales, comentó, ‘nada malo para un maldito pasamanos de iglesia, digo yo’.

Si deseas saber más, lee “Take These Men: The Campaign of the Desert Rats from 1940-1943” [Tomen a estos hombres: la campaña de las Ratas del Desierto de 1940-1943], de Cyril Joly.

Para el 20 de noviembre, la 7ª Brigada Blindada inglesa había llegado a la zona de Sidi Rezegh-Belhamed, sólo para encontrar que el único camino por la escarpa, con vista a la llanura antes de Tobruk, había sido bloqueado por el Primer Batallón del 39º Regimiento de Infantería “Bolonia” , junto con la 73ª Compañía Antitanque italiana.

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