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Domingo Negro en Stalingrado

Un bombardero en picada Stuka sobre la ciudad de Stalingrado en llamas.

A las 3:18 de la tarde del domingo 23 de agosto de 1942, las primeras bombas alemanas cayeron sobre Stalingrado. Los alemanes habían concentrado la mayor parte de la Luftwaffe en el Este para el asalto y comenzaron con una destrucción sistemática de la ciudad cuadra por cuadra que duró cinco días.

Los soviéticos habían resistido a evacuar a los civiles de la ciudad, ya que era un centro para la producción de material de guerra, como una consecuencia, más de 40,000 personas morirían estas primeras etapas de la batalla.

Nikolai Razuvayev estaba sirviendo en la ciudad en ese momento:

El 23 de agosto de 1942 es un día que nunca olvidaré. La unidad en la que estaba sirviendo se desplegó en Stalingrado, en el distrito comercial, más allá del Río Tsaritsa. Fue alrededor de las tres o cuatro de la tarde y recuerdo que el mercado todavía estaba lleno de gente y los niños bullían en torno al cine Prizyv, esperando para que comenzara la función. De repente, una voz resonó de un altavoz: ‘¡Atención, ciudadanos, alerta de ataque aéreo!

La gente agolpada en el mercado y caminando por las calles veía hacia arriba con ansiedad, pero no había particularmente prisa por llegar a los refugios, ya que ya estaban acostumbrados a estas alarmas. Dos o tres minutos después, los cañones aéreos abrieron fuego y cinco minutos después, miles de bombas comenzaron a caer sobre la ciudad. Después de diez minutos, el sol estaba bloqueado; todo estaba cubierto de humo y polvo. El suelo bajo mis pies estaba temblando. Hubo un rugido continuo en todos lados y los fragmentos de las bombas y piedras partidas estaban cayendo del cielo. Continuó así hasta que cayó la noche. La voz a través del fuerte altavoz seguía diciendo: ‘¡Ciudadanos, el aviso de ataque aéreo sigue vigente!

La ciudad estaba en llamas. Por la mañana, todas las casas de madera entre el mercado y la fábrica de conservas estaban incendiándose y aquí y allá había tuberías sobresaliendo. Al amanecer, los bombardeos se reiniciaron y continuaron hasta el veinticuatro.

Si deseas saber más, lee “Voices from Stalingrad: Nemesis on the Volga” [Voces de Stalingrado: némesis en el Volga], de Jonathan Bastable.

El bombardeo de Stalingrado el 23 de agosto de 1942 dejó la ciudad en llamas. La fuerza aérea soviética era relativamente débil y la destrucción cuadra por cuadra no tuvo mayor oposición.

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