Tifón se atasca por completo
Caballería alemana impotente ante la acumulación de barro durante el periodo de lluvias otoñales. En la imagen, un Obergefreiter intenta ayudar desesperadamente a su caballo a salir del barro.
La Operación Tifón había comenzado bien para los alemanes. Lo que estaba destinado a ser la batalla final del año, el asalto a Moscú, había logrado rodear más fuerzas soviéticas. Sin embargo, tan sólo unas semanas después, todo cambió.
Gotthard Heinrici, un general de infantería en medio de la terrible resistencia enemiga y las largas y extenuantes marchas, escribió a su familia sobre las condiciones del clima prevalecientes:
Kozelsk, 23 de octubre de 1941
Estoy escribiendo en las barracas de Kozelsk. Bien pudiera decirte sólo esto, porque serán semanas antes de que esta carta llegue a ustedes dadas las entregas de correo en el campo. Desde que la resistencia del Ejército Rojo se colapsó al oeste y al sur de Moscú, la madre naturaleza se ha hecho cargo de defender a Rusia. Las temperaturas de 3 a 8°C bajo cero y la caída ligera de nieve, que empezó al final de septiembre, se convirtió en lluvia hace unos días. Por tanto, nuestros movimientos potenciales son altamente restringidos, como este ejemplo podrá demostrarlo: un camión tomó treinta y seis horas para una distancia de 35 kilómetros. Todos estaban emocionados de que al menos arribara. La mayor parte de los convoyes están atascados en lodo profundo, en el pantano, en carreteras llenas de baches con agujeros de medio metro de profundidad, llenos de agua. Los camiones, que ya están en mal estado, ahora están completamente descompuestos (las partes de repuesto son imposibles de obtener). Combustible, pan, avena, nada puede llegar. Los carruajes de caballos están atorados, los cañones no llegan, todos los hombres, sea infantería o algo diferente, están empujando más que combatiendo. Los caminos están cubiertos de caballos muertos y camiones descompuestos. Una y otra vez la lamentación: ¡no puede seguir más! Y, sin embargo, debe hacerse, debemos continuar, aunque sea lentamente. Los carruajes panje, los salvadores de la Gran Guerra, son de nueva cuenta los vehículos en los que el transporte está basado. Pero es casi imposible trasladarse distancias de 100 o 120 kilómetros a la base de suministro y de regreso con carruajes, lo que significa que estamos enfrentando problemas casi sin solución. Así que estamos bastante contentos de que se haya tornado un poco más frío y ventoso desde ayer. Esperamos que al menos los caminos se sequen. Es gracias a Churchill que nos hayamos retrasado por cuatro semanas por involucrarnos en la campaña serbia durante la primavera. Ya estaríamos en Moscú de no haber sido por este episodio.
Si deseas saber más, lee “A German General on the Eastern Front: The Letters and Diaries of Gotthard Heinrici 1941-1942” [Un general alemán en el Frente del Este: las cartas y diarios de Gotthard Heinrici 1941-1942], de Johannes Hürter.
Un cañón de 88 mm siendo transportado en medio de una ciénaga debido a la rasputitsa en suelo soviético.