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La rendición incondicional del Eje o nada

De izquierda a derecha, el general Henri Giraud, el presidente Franklin D. Roosevelt, el g

De izquierda a derecha, el general Henri Giraud, el presidente Franklin D. Roosevelt, el general Charles de Gaulle y el primer ministro británico Winston Churchill, se sientan juntos durante la Conferencia de Casablanca, en Marruecos, en enero de 1943.

El 24 de enero de 1943, el primer ministro Winston Churchill y el presidente Franklin D. Roosevelt ofrecieron una conferencia de prensa secreta al final de su reunión en Casablanca, Marruecos. La idea de este arreglo es impensable hoy en día, pero la prensa acordó en no publicar su material hasta que Churchill y Roosevelt estuvieran a salvo, lejos de Casablanca.

Algunas de las decisiones claves para el desarrollo futuro de la guerra habían sido apaleadas por los propios aliados. Un asunto era la demanda de una “rendición incondicional” -algunos han argumentado posteriormente que esta fue una proposición que hizo que cualquier posible negociación para finalizar la guerra más rápidamente estuviera fuera de toda cuestión-.

Hubo cierta sorpresa de que el presidente Roosevelt anunciara que los Aliados buscarían la rendición incondicional de las fuerzas del Eje. Subsecuentemente se sugirió que él se había “sacado por debajo de la manga” esta propuesta durante la conferencia de prensa, pero evidentemente este no era el caso.

Winston Churchill ya había estado en comunicación con el Gabinete de Guerra en Londres sobre este tema:

Propusimos la elaboración de una declaración sobre la labor de la Conferencia para ser comunicada a la prensa en su momento oportuno. Me agradaría saber lo qué pensaría el Gabinete de Guerra cuando incluimos en este comunicado la declaración de la firme intención de los Estados Unidos y el Imperio Británico de continuar la guerra sin descanso, hasta obtener la “rendición incondicional” de Alemania y Japón. La omisión de Italia era para fomentar una ruptura allí. Al Presidente le gustó esta idea y estimularía a nuestros amigos en todos los países.

El Gabinete de Guerra había respondido el 20 de enero, afirmando que no creían que Italia debería ser excluida. Churchill parece haber creído que la cuestión sería examinada con más detenimiento, pero tanto él como Roosevelt estuvieron muy ocupados mientras trataban con el general De Gaulle:

Parece probable que, como no me gustaba la aplicación de la rendición incondicional para Italia, no planteé la cuestión de nuevo con el Presidente, y ambos estuvimos de acuerdo con el comunicado que habíamos acordado con nuestros asesores. No se hace mención en él de la “rendición incondicional”.

Así que el asunto había sido objeto de debate, pero no había sido parte del comunicado conjunto que Gran Bretaña y Estados Unidos habían acordado de antemano:

Tuve una cierta sensación de sorpresa al escuchar decir al Presidente en la conferencia de prensa, el 24 de enero, que obtendríamos la “rendición incondicional” de todos nuestros enemigos. Era natural suponer que el comunicado acordado había sustituido cualquier cosa dicha en las conversaciones. El general Ismay, que sabía exactamente cómo mi mente estaba trabajando día a día y quien también estuvo presente en todos los debates de los Jefes de Estado Mayor cuando el comunicado fue preparado, también se sorprendió.

En mi discurso que siguió al del Presidente, yo, por supuesto, lo apoyé y estuve de acuerdo con lo que él había dicho. Cualquier divergencia entre nosotros, incluso por omisión, hubiera sido, en esa ocasión y en tal momento, perjudicial o incluso peligroso para nuestro esfuerzo de la guerra. Desde luego asumo mi parte de responsabilidad, junto con el Gabinete de Guerra británico.

El relato del Presidente a Hopkins, sin embargo, parece concluyente.

Hemos tenido tantos problemas para lograr que se reunieran esos dos generales franceses que pensé que esto era tan difícil como organizar una reunión entre Grant y Lee -y luego de repente la rueda de prensa comenzó-, y Winston y yo no habíamos tenido tiempo para prepararnos para ella, y el pensamiento me vino a la mente de que ellos habían llamado a Grant “El Viejo Rendición Incondicional” y lo siguiente que supe es que lo había dicho.

No siento que esta franca declaración se debilite en modo alguno por el hecho de que la frase aparece en las notas desde las cuales habló.

Si deseas saber más, busca el título “The Hinge of Fate” [La bisagra del destino], de Winston Churchill.

El presidente Roosevelt y el primer ministro Churchill en la villa en Casablanca en donde

El presidente Roosevelt y el primer ministro Churchill en la villa en Casablanca en donde se celebró la conferencia de las máximas autoridades de las fuerzas aliadas.

El presidente de los Estados Unidos, Franklin D. Roosevelt, conversa con el primer ministr

El presidente de los Estados Unidos, Franklin D. Roosevelt, conversa con el primer ministro de Gran Bretaña, Winston Churchill, durante una conferencia de prensa en la villa de Dar-es-Saada, durante la Conferencia de Casablanca, en Marruecos, el 24 de enero de 1943.

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