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La 155ª Batería resiste ataque alemán en Sidi Nsir

Una perspectiva de una serie de imágenes tomadas por fotógrafos alemanes después de la bat

Una perspectiva de una serie de imágenes tomadas por fotógrafos alemanes después de la batalla de Sidi Nsir. Los soldados alemanes y soldados británicos heridos se encuentran en el extremo noreste de la estación de Sidi Nsir.

El brigadier William Douglas Mcneill Graham comandaba el 172º Regimiento de Artillería de Campo de la Artillería Real, mismo que constaba de tres baterías de cañones de 25 libras. Una de estas baterías, la 155ª, estaba basada en el remoto puesto avanzado en la estación de ferrocarril de Sidi Nsir, junto con la infantería del 5º Batallón del Regimiento de Hampshire.

El 26 de febrero de 1943, los alemanes atacaron esta posición con la intención de romper las líneas británicas, en lo que podría haber sido un revés importante para los aliados en Túnez. Los nueve oficiales y ciento veintiséis hombres de la 155ª Batería tendrían que soportar la mayor parte del peso de la acción, sólo nueve de ellos sobrevivirían:

Esa noche, un número anormal de luces Verey [bengalas] verdes y blancas fueron vistas y para el amanecer las montañas y los valles alrededor estaban vivos con el movimiento de tropas, cañones, tanques y columnas de infantería.

Poco después de las 6 a.m. del 26 de febrero, la Tropa F fue atacada con morteros detrás de la Colina Chechak y respondió con fuego de artillería. A partir de este momento hasta el anochecer, la Tropa F y a un grado menor la Tropa E y los puestos de mando, los refugios de los cocineros, etc., estuvieron bajo fuego de mortero cada vez más pesado. A las 7 a.m. los tanques enemigos intentaron un asalto directo por la calle principal de Mateur. La Tropa F los enfrentó, el cañón Nº 1 con miras abiertas. Tres tanques fueron alcanzados y el camino estaba bloqueado muy convenientemente justo donde pasaba a través de un campo minado de protección. El cañón Nº 1 se mantuvo en acción a pesar del fuego de mortero y ametralladora. El capitán Lawrence había decidido mantener su puesto de observación en la Colina Chechak. Más tarde su valentía, en un intento por escapar de prisión, le costó la vida.

A las 9.40 a.m. el Punto 609 fue atacado fuertemente por infantería. La comunicación se rompió, los equipos WT fueron destruidos por los morteros enemigos y todas las líneas fueron cortadas. El teniente McGee fue herido y hecho prisionero. (Posteriormente se escapó, llegó a las líneas británicas en Italia y tuvo la desesperada mala fortuna de ahogarse en su camino de vuelta a casa.) Desde este momento, la batería sólo tenía “ojos” secundarios con vistas al camino a Mateur, que debió estar repleto de tanques y vehículos enemigos.

A las 10.15 el oficial al mando visitó al mayor Rawford en el emplazamiento del cañón. La Tropa F estuvo entonces bajo observación a una distancia de unas 800 yardas, y el camino que iba hasta el puesto de mando estaba bajo fuego de mortero muy fuerte y preciso, los proyectiles cayendo cada tres segundos más o menos. En los ocho cañones, el oficial al mando encontró a los destacamentos llenos de un valor animado y decidido.

 

En particular el teniente Taylor y el sargento Henderson (ambos de la Tropa F) se destacaron por su espíritu ofensivo impávido y el ejemplo inspirador que dieron. El sargento Henderson era el Nº 1 del cañón Nº 1, especialmente colocado en la parte superior de la pendiente para hacer frente a los tanques enemigos tratando de utilizar la carretera Mateur-Sidi Nsir. Taylor era el único oficial en la posición de la Tropa F, y combatió hasta que murió.

En este momento Messerschmits atacaron desde una altura de unos 200 pies y abrumaron los emplazamientos con fuego de ametralladoras y cañones. Un número de vehículos estaban incendiándose a lo largo de la carretera de Sidi Nsir y la Brecha Hunt, algunos de ellos llenos de municiones y amonal, pero los riesgos fueron ignorados por los oficiales y hombres por igual, ya que muy animados rescataron y llevaron los proyectiles a través de toda la acción. Los heridos actuaron estoicamente, ninguno protestó ni se quejó.

Para el mediodía los tanques enemigos (reportados con un número de 30) y la infantería habían logrado introducirse en las posiciones alrededor de los flancos de los cañones. Durante todo este tiempo la batería estaba ocupada por completo enfrentando a la infantería enemiga, ametralladoras y morteros, que se estaban acercando a las posiciones de la compañía Hampshire.

La batería disparó tantas como 1,800 rondas por cañón durante el día feroz, implacable. Las ametralladoras Bren cobraron cuatro Messerschmits -una recompensa triunfante por los días de prácticas de tiro paciente en el campo de globos en Lydd antes de salir de Inglaterra-.

La valentía de la infantería, aislada en lo alto de djebels pétreos, fue magnífica. Tanto la artillería y la infantería se determinaron igualmente en no dejar que el número de sus homólogos bajara.

 

 

El enemigo se contuvo, bombardeando y ametrallando las posiciones, en especial las de la Tropa F, que eran más fáciles de ver. Las dos tropas estaban ahora en combate contra los tanques enemigos con miras abiertas. Pero los tanques en posiciones con cascos bajos tenían una gran ventaja sobre nuestros cañones y los enfrentaron uno por uno, incendiando depósitos de municiones, matando o hiriendo a los destacamentos y eventualmente destruyendo los cañones mismos.

 

A las cuatro, otro ataque se puso en marcha desde el camino de Mateur contra el flanco sur de la Tropa F. El sargento Henderson destruyó el tanque liderando, pero inmediatamente después, él y su destacamento entero fue eliminado por un blanco directo. (El sargento Henderson se recuperó más tarde en un hospital enemigo.) Entonces los tanques vinieron sobre la colina en frente de la Tropa F, que todavía tenía tres cañones en acción y enfrentaron al enemigo a distancias de 50 a 10 yardas con el teniente Taylor, el montador, los cocineros y todos los sobrevivientes corriendo de cañón en cañón y atendiendo cada uno de ellos en su turno.

 

En esta etapa la pendiente del terreno, que es empinada y convexa, les dio a los artilleros alguna ayuda muy necesaria, ya que los tanques atacantes estaban en desventaja por su limitada capacidad para poder bajar sus cañones. La Tropa F disparó por más de una hora antes de que finalmente fueran silenciados. A continuación, los tanques avanzaron por el camino pasando a la Tropa F y rodearon a la Tropa E.

 

A las 5.30 p.m. las ametralladoras Bren y al menos un cañón de 25 libras de la Tropa E todavía estaban en acción a quemarropa en contra de los tanques enemigos.

 

 

A las 5:51 p.m. el último mensaje llegó por la radio: “Los tanques están sobre nosotros”, seguido unos segundos después por una sola letra “V” enviada en clave Morse. Muchos, tanto alemanes como británicos, pensaron que la batalla había terminado. Pero, de hecho, apenas había comenzado. Un tercio de los cañones del 172º Regimiento de Campo se habían perdido, pero unas preciosas 24 horas se habían ganado y la acción valiente de la 155ª Batería había inculcado una medida saludable de precaución en el enemigo, cuya única posibilidad real de éxito residía en la velocidad.

En la madrugada del día 27, liderados por un grupo de tanques Mk VI, las columnas amenazantes se movilizaron hacia el oeste a lo largo del sinuoso y estrecho camino de una sola vía de la Brecha Hunt. Pero mucho antes de que el enemigo llegara a la Brecha Hunt fue atacado continuamente por una artillería fuertemente reforzada que había hecho uso pleno de las 24 horas de respiro para establecer “ojos” extras en las montañas, así como grandes depósitos de municiones. El camino por el que el enemigo avanzaba sin piedad se extendía por millas y, para su mala suerte, llovió, llovió y llovió. Era como si el enemigo hubiese entrado deliberadamente en una trampa cebada cuidadosamente. Sus tanques pesados se atascaron en el lodo. Ellos quedaron atrapados en una estrecha carretera de la que no podían dar marcha atrás. Sus conductores fueron presa del pánico por las concentraciones de fuego de artillería diariamente con un peso cada vez mayor de cañones de campaña, hasta que finalmente ellos mismos bloquearon completamente su única vía de avance.

 

Luego, durante diez días, cañones de campaña y medianos lanzaron miles de proyectiles sobre ellos, destruyendo sus tanques y vehículos en la carretera y derribando a su infantería cuando trataron de ir alrededor de las colinas yermas. Los artilleros de las 153ª y 154ª Baterías tomaron una venganza despiadada por sus compañeros de la 155ª que habían muerto en Sidi Nsir.

Si deseas saber más, lee “Voices from the War on Land, 1939-45” [Voces de la guerra en tierra, 1939-1945], editado por Ronald Lewin.

Otra vista de los soldados británicos heridos y alemanes en el extremo noreste de la estac

Otra vista de los soldados británicos heridos y alemanes en el extremo noreste de la estación. Una ambulancia Kubelwagen ha llegado y una camilla ha sido cargada. El nombre de la estación, Sidi Nsir, es visible en el letrero de la estación.

Una fotografía que muestra el extremo suroeste de la estación de tren, junto con motocicle

Una fotografía que muestra el extremo suroeste de la estación de tren, junto con motocicletas, semioruga, Kubelwagen y un semioruga estadounidense capturado siendo utilizado por los alemanes. Al fondo están los cobertizos y un furgón visible en otras de las fotografías.

Un Pz.Kpfw. III Ausf. N perteneciente a la s.Pz.Abt. 501 estacionado en el extremo suroest

Un Pz.Kpfw. III Ausf. N perteneciente a la s.Pz.Abt. 501 estacionado en el extremo suroeste de la estación de Sidi Nsir.

Un semioruga alemán remolca un cañón antitanque a través de una brecha en el alambre de pú

Un semioruga alemán remolca un cañón antitanque a través de una brecha en el alambre de púas británico. El semioruga acaba de pasar a través de la intersección y se está movilizando hacia la estación de Sidi Nsir. El camino a la izquierda va a Tebourba mientras que el camino a Beja es apenas visible al fondo, detrás del semioruga.

Otra vista del grupo de soldados alemanes mostrándose al lado del vehículo semioruga..jpg

Otra vista del grupo de soldados alemanes mostrándose al lado del vehículo semioruga.

Un emplazamiento antiaéreo ligero alemán en la intersección del camino. A la izquierda, de

Un emplazamiento antiaéreo ligero alemán en la intersección del camino. A la izquierda, detrás del cañón antiaéreo de 20 mm, está el camino a Tebourba. La carretera y el ferrocarril a Beja son visibles al fondo con tráfico movilizándose en ambas direcciones.

Una columna de soldados alemanes y prisioneros británicos deja Sidi Nsir dirigiéndose a lo

Una columna de soldados alemanes y prisioneros británicos deja Sidi Nsir dirigiéndose a lo largo de las vías del tren en dirección de Mateur. La estación de Sidi Nsir se alcanza a ver en el fondo.

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