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Malas noticias para los ingleses

Equipo de tierra prepara un Hudson del Escuadrón 233 para volar en condiciones heladas en la Isla de Thorney, el 19 de enero de 1942. El “camión de aire caliente” es colocado en esta posición para calendar los motores y descongelar el parabrisas de la cabina.

En Londres, Vere Hodgson llevaba un diario de sus experiencias en esa ciudad. Su testimonio del Blitz, los bombardeos alemanes sobre poblaciones inglesas, ha sido particularmente útil, pero sus muchos puntos de vista sobre las perspectivas del público general durante el resto de la guerra brindan una idea del impacto de la misma en la vida de los ciudadanos comunes.

 

Aunque la entrada de los Estados Unidos en el conflicto fue ampliamente reconocida como un gran acontecimiento, esta no tuvo un impacto inmediato en la vida de la población británica; mas sin embargo, en el frente de guerra más amplio, las cosas estaban empeorando aún más.

 

Las fuerzas inglesas estaban sufriendo sendos reveses en el Lejano Oriente y África y el contingente australiano estaba retirándose a casa para ir a defender a la misma Australia. En el Parlamento, Churchill enfrentaba un voto de “desconfianza” por la forma en que estaba manejando los asuntos de guerra.

 

Hodgson proporciona una perspectiva particular de la situación actual:

Martes 27

 

La última es que el señor De Valera (el primer ministro de Eire, la Irlanda del Sur independiente que ha permanecido resolutamente neutral) está molesto porque no sabía que los soldados estadounidenses se dirigían a Irlanda del Norte (parte del Reino Unido) y no se le había consultado. ¿Quién se cree que es? ¡No levanta un dedo para ayudar en la lucha por la libertad y piensa que deber consultado sobre asuntos de defensa! Si lo alemanes llegan aquí, se imaginará que R. C. Church continuará manteniendo el poder que ha tenido por siglos.

 

Los australianos están diciendo cosas que no sienten. En lugar de lamentarse por enviar sus hombres a la lucha, deberían estarse pateando así mismos por no tener un ejército de reserva listo. Los rusos han estado entrenando todo el tiempo con segundas y terceras líneas de defensa –pero los ingleses esperan ganar guerras desde sus asientos-.

 

El señor Churchill habló en la Casa de los Comunes esta tarde y ¡no nos permitieron escucharlo! Por qué no aprueban una ley por unos cuantos meses y después la rechazan como quieran (ninguno de los discursos de Winston Churchill fue transmitido en vivo desde el Parlamento, pero algunas veces él los repetía en transmisiones separadas). Siento que sus discursos están en un orden de oratoria que no siempre comprendemos –y deberían ser grabados-. Escuchamos de Burke y Sheridan, pero no tenemos la menor idea de cómo eran ellos. Estamos cansados de escuchar radio en párrafos cortos y algunas veces el poderío y la fuerza de los discursos se puede sentir -pero no el atractivo emocional de las frases penetrantes y animadas- (el pueblo británico había visto en el cine recientemente un noticiero en donde Churchill hablaba frente al Parlamento canadiense, el 30 de diciembre de 1941, en su famoso “Discurso de Pollo”).

 

Parecía que no estábamos seguros si Japón atacaría. Personalmente, creo que la población malasia pudo haber hecho más. Tienen todo que perder. Si hubieran organizado una Guardia Nacional eficiente, le hubieran dado a los nipones un poco más de problemas. Hong Kong cayó más pronto de lo que se esperaba. Hemos tenido mala suerte con la pérdida de los acorazados y parece que perderemos Singapur y muchas de las islas. Pero el señor Churchill dudó si atacarían Australia. El equipo está siendo enviado para allá y los muchachos pueden volver y luchar por su hogar.

 

Así que el discurso continuó -aceptó su responsabilidad por todo-. Dijo que cuando se convirtió en Primer Ministro ¡no había muchos candidatos para el trabajo! Ahora el mercado ha mejorado. Después, sólo nos ofreció sangre y sudor –ahora él podía ver una luz en el horizonte iluminando gradualmente nuestro camino-. Pero la guerra continuará hasta 1943 y después nuestra fuerza se encontrará a su máximo nivel.

 

Hoy hubo otra tormenta de nieve. Quedé atrapada en ella. Tenía que hacer compras, gastar mis puntos, comprar sardinas para el gato y demás cosas -estoy cubierta de nieve cada vez más-. Muy contenta de poder entrar.

Si deseas saber más, lee “Few Eggs and No Oranges” [Algunos huevos y sin naranjas), de Vere Hodgson.

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