Los judíos en Berlín habían llevado una existencia precaria desde que los nazis llegaron al poder en 1933. Comenzaron con un boicot a los negocios judíos. Los carteles nazis demandaban “Alemanes, defiéndanse, no compren de los judíos”.
La comunidad judía de Berlín había sobrevivido a muchas dificultades desde que los nazis llegaron al poder en 1933. Se había producido una promulgación progresiva de leyes cada vez más restrictivas dictando qué trabajo podían realizar, dónde podían reunirse y a dónde podían ir. Los nazis se sentían incapaces de lanzar un asalto contra ellos a gran escala como lo habían hecho en el Este.
La mayoría de los judíos de Berlín estaban plenamente integrados en la sociedad alemana y muchos apenas se consideraban judíos en absoluto, no practicaban la religión judía y algunos se habían convertido al cristianismo. Nada de esto hacía alguna diferencia en las leyes raciales nazis y poco a poco fueron marcados como “diferentes”.
Durante mucho tiempo, los miles de trabajadores calificados judíos contribuyendo a la economía de guerra pensaron que habían encontrado un lugar donde se les necesitaba. Todo esto cambió el 27 de febrero de 1943, cuando los alemanes lanzaron lo que llegó a conocerse como la “Fabrikaktion”, cuando miles de judíos fueron arrestados de su lugar de trabajo y enviados en vagones de carga hacia Auschwitz.
Hubo un tipo de notificación de estos eventos, ya que al hospital de la comunidad judía le habían dicho el día 26 que proporcionara equipos de médicos y enfermeras para que estuvieran de guardia el día 27. Como resultado de esto, algunos judíos fueron capaces de esconderse; otros tomaron medidas más drásticas. Hildegard Henschel fue uno de los que atestiguó los acontecimientos de ese día... Ver Más