El clima ruso comienza a reclamar su cuota
Un motociclista alemán en combate franco con el barro de la Unión Soviética.
Después del doble movimiento de los ejércitos alemanes hacia el norte y el sur, con la intención de dominar Leningrado, Kharkov y la Crimea, Hitler ponía de nuevo sus miras hacia el centro con el inminente asalto de Moscú.
Sin embargo, aunque en general se habían obtenido las victorias necesarias en estos sectores de la Unión Soviética, estas no habían sido lo suficientemente decisivas como para lograr que el enemigo se quebrantara, de hecho, el Ejército Rojo estaba oponiendo una fuerte resistencia y las defensas se habían fortalecido. Los tanques T34 estaban empezando a dominar el campo de batalla.
Aunado a esto, el clima otoñal no estaba favoreciendo las operaciones militares, el inicio de la temporada de lluvias, conocida como rasputitsa, y un inesperado descenso en las temperaturas causaba estragos en los soldados que aún no contaban con los elementos para enfrentar las mismas. Wilhelm Prüller describe en su diario los métodos para combatir el frío:
Nos movemos hacia adelante muy lentamente. Comienza a llover en varias ocasiones. Hay un viento tan malo como el peor de los días de otoño. No es la primera vez que dormimos en los vehículos, pero ahora es muy incómodo. Terriblemente frío. No puedes envolverte en demasiadas frazadas. Cuando pienso en los días de julio y agosto, cuando simplemente pasábamos la noche tendidos en un campo sobre el césped, lloro por el verano, que ahora está finalizando. ¿Y quién sabe qué está enfrente de nosotros en cuanto al clima se refiere?
Me pongo mis botas y envuelvo mis pies con mantas: y de esta manera la noche no es tan mala. El viento silba través del lienzo de los camiones como si fuera una jaula para aves y hace que la lluvia se introduzca. Hace mucho frío. A pesar de esto, escuchamos a nuestra amada ‘Lili Marlene’, a las 22:00 horas, en nuestro aparato inalámbrico del ejército.
Si deseas saber más, lee “Diary of a German Soldier” [Diario de un soldado alemán], de Wilhelm Prüller.
Un automóvil camuflado alemán, en la Unión Soviética, el 1 de octubre de 1941. En los techos se aprecian las primeras nevadas previas al invierno ruso.