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"Barco-Q" torpedeado en el Atlántico

H.M.S. Crispin, visto antes de que fuera convertida en un navío de la Embarcación Oceánica Británica y posteriormente equipada con cañones antiaéreos para proteger convoyes. Imagen cortesía de U-Boat Net.

La Embarcación Armada HM Crispin, una nave especial antiaérea, fue torpedeada y hundida por un submarino alemán a unos 650 kilómetros hacia el oeste de la Bloody Foreland el 4 de febrero. Los buques en las proximidades rescataron a la tripulación y es poco probable que las muertes sean demasiadas.

Del Reporte Semanal número 75 de la Situación Naval, Militar y Aérea de la semana que finalizó el 6 de febrero de 1941, tal y como se le informó al Gabinete de Guerra británico. Si deseas saber más, visita los Archivos Nacionales británicos. Casi todas las entradas de estos resúmenes representan una experiencia extraordinaria para los individuos involucrados, sin embargo, sólo en una minoría de los casos se cuenta con la historia completa.

En este caso George Woodley, uno de los artilleros de la Marina Real de la nave, dejó un testimonio muy completo. Él describe la vida a bordo del HMS Crispin, que era un “buque antiaéreo especial”, disimulado para parecerse a un buque mercante ordinario con cañones Oerlikon ocultos que se pondrían en acción si el buque fuese atacado por aviones. Extraoficialmente dichos buques se conocían como “Barcos Q” '' o “Botes Q”. Durante esta primera fase de la Batalla del Atlántico, los aviones alemanes de largo alcance Cóndor estaban teniendo un éxito particular bombardeando embarcaciones, tales como la Emperatriz de Bretaña, así como ubicando convoyes para las manadas de lobos de submarinos.

En el quinto día dejamos el convoy para encontrarnos con otro procedente de Halifax hacia el Reino Unido. En ese momento estábamos los más vulnerables, sin escolta. Estábamos fuera del alcance de los Focke-Wulf e íbamos a una velocidad constante de 10 nudos en un mar agitado con inminencia de vendavales fuertes. Era vigía en la primera cubierta para la primera guardia (8 P.M. a medianoche) y me protegía de la tormenta en el pasillo por la sala del motor de mando, cuando de repente hubo una terrible explosión que me levantó de mis pies, seguido del olor de explosivo quemado.

Eran las 2200 horas. Habíamos sido impactados por un torpedo que dio en el mamparo que separa la sala de máquinas y la bodega de proa debajo del puente. Un ‘engrasador’ (calderas) murió por la explosión y el gerente de la cantina NAAFI tuvo suerte de escapar. Fue lanzado de su cama y su cabina fue destruida. Su joven ayudante no tuvo la misma suerte y murió como consecuencia de sus heridas.

 

El barco se detuvo y se revolcó con impotencia, la luz se apagó y todo estaba en silencio excepto por el viento. El agua se precipitó hacia la sala de máquinas y la bodega. El navío comenzó a inclinarse a babor y mientras se volcaba, los barriles vacíos en la bodega sonaban como truenos a la distancia mientras se movían. En lugar de mantener el barco a flote, los barriles flotaron hacia el Atlántico, ¡adiós a la teoría de flotabilidad! Nos reunimos en la cámara de oficiales, por debajo del puente, para tomar lista. Entonces nos preparamos para abandonar la nave. Mi estación era el bote salvavidas de estribor, un robusto cúter de la Marina Real.

Este era un bote de 32 pies [10 metros] con doce remos que se había disfrazado con una popa falsa para que pareciera un barco de la Marina Mercante. Se dio la orden de "abandonar el barco". Mi Oficial Divisional llegó a decirme "adiós y buena suerte". Más tarde me dijeron que la balsa fue botada, el Oficial Divisional se tiró al agua para llegar a la balsa, pero desapareció y nunca más fue visto.

El marinero "Jumper" Cross y yo éramos expertos con los cúter y bajamos el bote, que estaba sobrecargado con unos 50 hombres, justo por encima de la cresta de las olas, lo cual no era fácil en la oscuridad. Luego bajamos por las cuerdas y nos encontramos con el bote mientras se elevaba. Los pasadores sujetando los cierres de seguridad fueron retirados y el bote fue botado en una ola con una gran salpicada.

Empujamos y batallamos para conseguir que el bote se alejara del buque y cuando lo logramos tomamos los remos, tres hombres para cada remo, y usamos todas las fuerzas para mantener la proa del bote hacia el viento. Las olas rompían e inundaban el bote y había un grave peligro de volcarnos. Tuvimos que tirar con fuerza de los remos con el Oficial Timonel dando el ritmo y la tripulación gritando al unísono -pero eran los gritos de hombres desesperados-. Estaba mojado, frío y muy asustado. El Oficial al Mando nos animó cuando dijo: "Todos los buques en el Atlántico saben que Crispin está en peligro y la ayuda es inminente", pero fue una noche oscura sin luna mientras el vendaval continuaba. Un momento estábamos en la cresta de una ola y al siguiente momento 30'a 50' en la parte más baja. Estábamos cansados, pero continuamos remando, nos mantenía tibios.

Estábamos a 700 millas [1,126 kilómetros] al noroeste de Irlanda. Justo antes de las 0600 horas apareció un destructor y dio la vuelta para irnos a "sotavento" y nos colocamos al lado. Había muchas manos dispuestas a ayudarnos para que subiéramos a bordo. Nuestro salvador fue el HMS Harvester, un destructor bastante nuevo que había sido construido para la Marina brasileña y requisado por la Marina Real. Recuerdo bien el alivio que sentí cuando estuve a bordo. Fuimos invitados a compartir su concurrido comedor, el cual sería nuestro hogar durante los próximos cuatro días. Lamentablemente, el HMS Harvester fue hundido, con una gran pérdida de vidas.

Habían sido hundidos por el U-107.

George Woodley creía que habían sido torpedeados el 2 de febrero, a pesar que los registros oficiales muestran que ocurrió el 3, con el Crispin finalmente hundiéndose el 4. Si deseas leer el relato completo, visita la Guerra del Pueblo de la BBC. El HMS Crispin no aparece en todas las listas de “Botes Q” de la Segunda Guerra Mundial, a pesar de que el Informe de la Situación del Gabinete Naval le registra como un “buque especial antiaéreo” y la cuenta de George Woodley deja claro que su armamento estaba oculto.

El submarino alemán U-107 regresa a la base de submarinos en Lorient, Francia, más tarde en 1941.

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