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Reunión con Hitler en Rusia

El general Heinz Guderian, al mando del 2º Grupo Blindado, argumentó en un sinnúmero de ocasiones la importancia de tomar Moscú como prioridad de la Operación Barbarroja.

A principios de agosto, STAVKA, el Alto Mando soviético, autorizó la formación del Frente de Reserva, dirigido por el mariscal Georgy Zhukov, con varios nuevos ejércitos bajo su mando. Estas formaciones estaban generalmente entrenadas deficientemente y tenían pocos tanques y piezas de artillería.

 

Dos de los nuevos ejércitos, el 24º Ejército, bajo el mando del General de Konstantin Rakutin, y el 43º Ejército, bajo el teniente general Pavel Kurochkin, apoyarían el frente occidental bajo el mando de Timoshenko. Las dos formaciones buscarían destruir a las fuerzas alemanas en Yelnya y avanzar a través del río Desna para reconquistar Roslavl, que se había perdido ante el 2º Grupo Blindado de GUderian.

 

El 4 de agosto, los mandos del Grupo de Ejércitos Centro se reunieron con el canciller alemán, Adolf Hitler, con la intención de delinear claramente, entre los altos rangos, las prioridades a seguir en las semanas siguientes. El general Heinz Guderian estuvo presente, quien más tarde recordaría los puntos tratados durante la reunión con el Führer:

Fui ordenado para que fuera al cuartel general del Grupo de Ejércitos temprano por la mañana del 4 de agosto, con la finalidad de reportarme con Hitler por primera vez desde el inicio de la campaña rusa. Habíamos alcanzado un punto decisivo en la guerra.

 

¿Moscú o Kiev?

 

La conferencia con Hitler tuvo lugar en Novy Borisov, en el cuartel general del Grupo de Ejércitos Centro. Aquellos presentes eran Hitler y Schmundt, el mariscal de campo von Bock, Hoth y yo, así como un representante de la OKH, el coronel Heusinger, el jefe del Departamento de Operaciones. A cada uno se le dio la oportunidad de expresar nuestros puntos de vista y lo hicimos a solas, esto para que ningún hombre supiera qué fue lo que pudiera haber dicho su predecesor. Pero el mariscal von Bock, Hoth y yo compartíamos la opinión de que la continuación de la ofensiva sobre Moscú era de vital importancia. Hoth informó que la fecha más próxima en la que su Grupo Blindado podría reanudar su avance era el 20 de agosto; la fecha que yo di para mi Grupo fue el 15. Luego Hitler reunió a toda la compañía y él comenzó a hablar. Él designó la zona industrial alrededor de Leningrado como su objetivo primario. No había decidido si Moscú o Ucrania serían los siguientes. Él se inclinaba hacia esta última por un número de razones: primero, el Grupo de Ejércitos Sur parecía haber estado preparando el terreno para una victoria en esa zona: segundo, él creía que la materia prima y productos agrícolas de Ucrania eran necesarios para que Alemania pudiera proseguir la guerra: finalmente, pensaba que era esencial que la Crimea, “ese portaaviones operando contra los campos petrolíferos de Rumania”, fuera neutralizada. Esperaba estar en posesión de Moscú y Kharkov para el momento en que el invierno comenzara. No se alcanzó ninguna decisión este día concerniente a aquellos problemas de estrategia que nosotros considerábamos de mayor importancia.

 

 

Si nuestras pérdidas de tanques fueran rápidamente repuestas de nuevo, entonces Hitler dijo: “si hubiera sabido que los números para la fuerza de tanques rusa, que usted señaló en su libro, eran de hecho ciertos, no -yo creo- hubiera iniciado esta guerra”. Se estaba refiriendo a mi libro Achtung! Panzer!, publicado en 1937, en donde había estimado que la fuerza de tanques rusa era, en aquel momento, de 10,000; tanto el jefe del Alto Mando del Ejército, Beck, y el censor, habían estado en desacuerdo con esta afirmación.

Si deseas saber más, lee “Panzer Leader” [Líder de tanques], de Heinz Guderian.

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