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Fuerza japonesa destruida en el Mar de Bismarck

La Batalla del Mar de Bismarck, el 3 de marzo de 1943. Una bomba explota en la proa de bab

La Batalla del Mar de Bismarck, el 3 de marzo de 1943: Una bomba explota en la proa de babor de un destructor japonés durante la Batalla del Mar de Bismarck. Colección oficial de la Segunda Guerra Mundial del Ministerio de Información.

A principios de 1943, los japoneses estaban luchando por contrarrestar el poderío aéreo aliado en el Pacífico, que rápidamente estaba desafiando su capacidad para operar ofensivamente. No habían podido llevar refuerzos a Guadalcanal debido a los aviones estadounidenses con base en el Campo Henderson e incluso su intento por retirarse de la isla había sido complicado.

Las fuerzas japonesas en Nueva Guinea estaban ahora bajo presión y la necesidad de reforzarlas significaba que tenían que asumir riesgos transportando tropas. Algunos de los destructores japoneses más experimentados fueron asignados como escoltas. Si bien aceptaban algunos riesgos, tenían poca idea de cuán peligrosa sería la operación:

La tripulación de uno de los bombarderos del general Kenney descubrió un gran convoy japonés con dirección a Nueva Guinea el 1 de marzo de 1943. Así comenzó la batalla del Mar de Bismarck. Durante los tres días que siguieron, las tripulaciones de 162 aviones aliados atacaron repetidamente a este convoy y su cubierta protectora de cazas basados en tierra.

Bombarderos pesados aliados destruyeron muchos cazas japoneses mientras que estaban en tierra en sus bases en Lae, Finschhafen y Gasmata. Otros bombarderos medios, ligeros, así como también pesados, realizaron un ataque tras otro sobre el convoy con una precisión muy coordinada y tácticas de bombardeo a nivel de mástil. Este tipo de técnicas se habían desarrollado a lo largo de meses de duros y afanosos ensayos. Para el 4 de marzo, el convoy había sido destrozado.

Tanto táctica como estratégicamente, esta fue una operación excepcional. Además de los barcos hundidos, de 59 a 83 aviones habían sido derribados y al menos otros 9 fueron dañados. Las Fuerzas Aéreas del Ejército perdieron un B-17 y tres P-38 en combate, y un B-25 y un Beaufighter por otras causas. Las pérdidas totales de personal de las Fuerzas Aéreas del Ejército fueron de 13, mientras que los japoneses perdieron aproximadamente 12,700 oficiales y soldados. Completamente sin ayuda, la Quinta Fuerza Aérea, además de disponer de un gran número de aviadores y marineros, acabó con toda una división de tropas.

 

Así, la Quinta Fuerza Aérea, operando en conjunción con nuestras fuerzas anfibias, navales y terrestres dentro y alrededor de las Islas Salomón y Nueva Guinea, había tomado la iniciativa en el Pacífico sudoccidental. Por primera vez en ese teatro de operaciones fuimos capaces de atacar en los tiempos y lugares de nuestra propia elección.

El relato es un extracto de un Informe del General Henry H. Arnold, Comandante General de las Fuerzas Aéreas del Ejército, al Secretario de Guerra.

Si deseas saber más, lee “Military Review, 1944, Vol. 23: Monthly Review of Military Literature” [Revista militar, 1944, Vol. 23: Revista mensual de literatura militar], de Frederick M. Barrows.

Una espectacular vista aérea de un destructor japonés cuando un avión estadounidense sobre

Una espectacular vista aérea de un destructor japonés cuando un avión estadounidense sobrevoló por encima de la nave.

El siguiente video incluye un noticiario de la época conteniendo escenas de la batalla. Las actitudes hacia los japoneses en aquellos momentos pueden ser fácilmente entendidos por los comentarios; no hay que olvidar que, tan sólo un año antes, el ejército japonés parecía ser una fuerza imparable movilizándose a través de Malasia, Singapur y las Filipinas.

Un buque mercante japonés detenido e incendiándose después de ser atacado por aviones nort

Un buque mercante japonés detenido e incendiándose después de ser atacado por aviones norteamericanos.

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