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La cruda realidad del frente ruso

Un camino con edificios en ruinas, en Cholm.

Los soldados alemanes habían ganado experiencia en el combate invernal. Habían aprendido como preparar puntos fortificados, transformar casas en fortalezas miniaturas, apilando nieve contra las paredes externas, reforzando la estructura y abriendo puntos de disparo, algunas veces camuflados con sábanas para que pudieran confundirse contra el fondo blanco.

 

Los alemanes, quienes habían estado cercados por varios meses, aún resistían con ferocidad los embates de las fuerzas soviéticas. En el área de Demyansk y Cholm los germanos luchaban estoicamente y con determinación.

 

El general Gotthard Heinrici recientemente había visitado a Hitler para recibir la Cruz Alemana en Oro. La condecoración, sólo superada en rango por la Cruz de Caballero, le fue otorgada por valor y mando decidido. Y aunque la crisis inmediata había pasado, Heinrici sabía que los rusos todavía representaban una amenaza y sentía que el Alto Mando alemán estaba muy retrasado en la realización de una valoración realística de la situación.

 

El 5 de marzo de 1942, Heinrici escribió a su esposa sobre la realidad del frente en comparación con la visión de los alemanes en Berlín:

Spas Demensk, 5 de marzo

 

Desde la mañana, los rusos nos han estado atacando a lo largo de todo el frente y no sólo donde estamos, sino en todas las líneas del frente importantes. Los prisioneros que hemos tomado dicen que esta ofensiva se supone que sea la batalla decisiva que todos hemos combatiendo por tanto tiempo. En una gran parte de mi sector del frente, el enemigo no pudo alcanzar su objetivo, porque justo nos habíamos desligado del enemigo. Había asegurado permiso para retirarme en mi visita en Prusia Oriental el otro día -fue más fácil de lo que creí-. Me dijeron que, después de que el frente ha llegado a un estancamiento en general, no importaba si estábamos a 10 kilómetros al Este o al Oeste. Al retirarnos tenemos tropas disponibles para apoyar otros puntos importantes y débiles en el rollbahn. Eso probó ser necesario hoy. Tuvimos una gran cantidad de situaciones críticas allí. Parece que fueron atendidas por el momento, Pero sólo estamos al comienzo de la batalla. Durará dos semanas otra vez.

 

Bajo las circunstancias, traerá mucha conmoción y muchas penas. Gracias a Dios los rusos también están muy exhaustos y de mal humor después de tres meses de ofensiva de invierno. Por primera vez después de muchos meses, tuvimos algunos desertores rusos.

 

En tus cartas dices que la gente en Berlín está más tranquila y más confiada acerca de la guerra y que no debería estar preocupado y estar nervioso por ello. Bien, permíteme decirte que hay una gran diferencia entre observar sobre un mapa de 1:1 millón o realmente estar aquí, compartir el peligro y atestiguar a las tropas exhaustas que soportan temperaturas de 20° C bajo cero y quienes experimentan casi diariamente que las operaciones de combate fallan y que sólo pueden hacerse bien con mucho esfuerzo. Después de todo, hemos estado continuamente en batalla por ocho y medio meses, por tres meses cercados. Ve en el mapa: el enemigo está por todos lados alrededor de nosotros. Mientras escribo, aviones rusos vuelan sobre nuestra posición, lanzando tropas aerotransportadas en nuestra retaguardia. Esto ha continuado por seis semanas. Nadie los detiene. No tenemos las fuerzas para hacerlo. Las tropas están en una posición más afortunada, porque sólo tienen sus propias experiencias y por tanto sólo ven una parte de todo el asunto. Ellos se ponen en gran peligro por un rato, pero después siempre se calma de nueva cuenta. La mayor parte del tiempo los hombres no saben en qué gran peligro se encuentran. Yo, por otra parte, tengo que resistir ambos: los infortunios de las tropas y las penas causadas por la situación general. Así es como es.

Si deseas saber más, lee “A German General on the Eastern Front: The Letters and Diaries of Gotthard Heinrici 1941-1942” [Un general alemán en el Frente del Este: las cartas y diarios de Gotthard Heinrici 1941-1942], editado por Johannes Hürter.

Soldados alemanes detrás de una cubierta levantada con nieve, en el fondo, las llanuras alrededor de Cholm en llamas.

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