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¿Queremos derrotar al enemigo?

Adolf Hitler y el general Alfred Jodl (derecha) analizan un mapa de la situación militar.

El Alto Mando alemán daba visos de estar perdiendo la confianza en el Führer; entre todos militares de alto rango en el ejército germano parecía haber un consenso en la opinión sobre el error que se estaba cometiendo al alterar las prioridades de la Operación Barbarroja.

 

Durante las últimas semanas se había generado gran confusión y vacilaciones y la insistencia por parte de la jerarquía militar alemana por retomar el curso hacia Moscú; sin embargo, en última instancia la voluntad de Hitler prevaleció y lo único que provocó fue que se hiciera aún más intransigente en su orden.

 

Hitler opinaba que sus generales desconocían los aspectos económicos de la guerra, señalando que Leningrado debía ser capturada para asegurar la ruta de mineral de hierro a Suecia; que la región fértil de Ucrania era necesaria para proporcionar materias primas y productos agrícolas que Alemania necesitaría para una larga guerra y que la ocupación de la península de Crimea debía neutralizar la amenaza de la Fuerza Aérea soviética contra los campos petroleros de Ploesti, en Rumania.

 

Franz Halder, jefe del Alto Mando del ejército alemán, escribió en su diario de guerra parte de la conversación sostenida con el general Jodl, misma que denota como algunas oportunidades tácticas se habían desaprovechado por la directiva del Führer, pero aún más apremiante, como las fuerzas alemanas estaban comenzando a resentir la merma de sus elementos:

7 de agosto de 1941

 

 

1700. Conversación con el general Jodl

 

a. Objetivos estratégicos: ¿Qué es lo que queremos, derrotar al enemigo o perseguir intereses económicos (Ucrania, Cáucaso)?

 

Jodl: El Führer probablemente piensa que ambos pueden lograrse al mismo tiempo.

 

b. Concerniente a objetivos individuales, yo afirmo que Leningrado puede ser tomada con las fuerzas permitidas. No necesitamos, ni debemos, desviar al frente de Leningrado lo que pudiéramos necesitar para Moscú. El flanco de von Leeb no está amenazado de forma alguna desde las Colinas Valdai.

 

La pregunta sobre si debiéramos tratar de tomar Moscú o la Ucrania, o si debiera ser Moscú y la Ucrania, debe ser respondida con énfasis en el “y”. Tenemos que hacerlo, de lo contrario no podremos eliminar esta fuente de fuerza del enemigo antes del otoño. Y sí que podemos hacerlo, con la aplastante victoria de von Rundstedt en nuestro favor y en vista del evidente declive en la eficiencia de combate del enemigo. El grupo Korosten no puede ser un objetivo operacional. Debe dejarse morir en su propia podredumbre.

 

c. No debemos permitir que la estrategia del enemigo dicte nuestras concepciones operacionales. Al reaccionar a sus golpes de gancho en los flancos con nuestros totales esfuerzos le está prestando un gran servicio. Nuestro objetivo debe ser la victoria total, manteniendo nuestras fuerzas unidas para objetivos distantes, decisivos y golpes mutiladores y no debemos desviarnos en objetivos triviales. Impresión general: Jodl está convencido de la solidez de estas ideas e irá con nosotros en la misma dirección. Tenemos que llegar a ver, cara a cara, dos ideas:

 

1. Von Bock debe dirigirse con todas sus fuerzas hacia Moscú. (Preguntar al Führer: ¿Puede él permitirse el lujo de no reducir Moscú antes del invierno?)

2. Minimizar la importancia del grupo Korosten.

Si quieres saber más, lee “The Halder War Diary 1939-1942” [El diario de guerra de Halder], editado por Charles Burdick y Hans-Adolf Jacobsen.

Un tanque de mando Panzerbefehlswagen Ausf H (Panzer III) y motocicletas del 2º Grupo Blindado del general Guderian, formando parte del Grupo de Ejércitos Centro, durante la Operación Barbarroja, en el verano de 1941 (Imperial War Museum).

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