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Churchill debería revisar sus ideas acerca de la guerra

Un grupo de oficiales de la Fuerza Aérea esperan con rostros sombríos mientras el primer ministro australiano, Robert Menzies, filma los daños causados por bombardeos en Londres.

Las fuerzas alemanas e italianas estaban avanzando tanto en los Balcanes como en el teatro norafricano. Intensos bombardeos en Yugoslavia y Grecia comenzaban a desquebrajar el frente balcánico; por su parte, el Afrika Korps estaba abriendo camino para reconquistar el área de Cirenaica, en Libia.

 

Aunque Robert Gordon Menzies, el primer ministro australiano, no era un diarista habitual, durante su visita de cuatro meses en Inglaterra mantuvo un minucioso registro de sus actividades el cual se convertiría en un documento de gran valía para los estudiosos de la Segunda Guerra Mundial. Su acceso a reuniones importantes con Churchill, el Alto Mando de las fuerzas armadas británicas y el Gabinete de Guerra, muestran una faceta diferente sobre los temas y reflexiones de una figura que no vacilaba en hacer críticas acerca de la conducción y decisiones del rumbo de la guerra.

 

Menzies da cuenta de los sucesos del 8 de abril de 1941:

Martes, 8 de abril

 

Veo a Noel Heath. O.K. Almuerzo con Walter Elliott, quien envía saludos a los Wakehursts. Elliott es el funcionario de Relación en la Oficina de Guerra. ‘Ah, qué caída hubo allí, mi compatriota’.

 

Audiencia con el Rey, quien está un poco deprimido. Conmovido cuando dije adiós y buena fortuna, ‘de parte de 7 millones de australianos’.

 

Conferencia con E.O., cuando mi argumento acerca de la ‘línea con tiza’ para Japón ha echado raíces y puede resultar bien.

 

Preparo memo sobre la posición irlandesa. Cena con Vincent Masseys, quien pregunta sobre Pat.

 

Gabinete de Guerra por la noche. Los Balcanes mal. O’Connor y Neame están perdidos en Libia. Las nubes son oscuras y hay un parche lustroso en el cielo –espero que no sea la puesta de Sol-. Mientras escribo, cañones en Hyde Park están haciendo fuego. Ayer por la noche Belfast tuvo su primer bombardeo, ¡y las fábricas de aviones que inspeccioné el jueves han sido destruidas!

 

Los generales de la Oficina de Guerra están todavía atrasados en los tiempos. ‘Tenemos tantas divisiones’ –como si las divisiones contaran-. Blindados y velocidad cuentan y cuando nos pongamos al día con la idea, nos pondremos al día con los alemanes.

 

Sólo esta noche estuve horrorizado de escuchar a Churchill diciendo acerca de Tobruk, hacia donde nos estamos retirando y en donde esperamos oponer resistencia, ‘si los hombres de corazón robusto con rifles no pueden mantener a estas personas hasta que los cañones lleguen, debo revisar mis ideas de la guerra’. Bueno, él debería revisarlas rápidamente.

Si quieres saber más, lee “Dark and Hurrying Days: Menzies' 1941 Diary” [Días oscuros y apresurados: El diarion de Menzies en 1941], de Robert Gordon Menzies, editado por A. W. Hardy y Patsy Martin.

Tropas griegas marchan desde Koritza hacia el frente, en 1941.

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