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El Alto Mando soviético se desespera

Leningrado se había convertido en un sistema de fortificaciones, trincheras y campos minados para frenar el avance alemán en la captura de la ciudad. En la imagen, tareas de construcción de defensas en la ciudad de Leningrado.

En días anteriores, Stalin había enviado una misiva a Winston Churchill en tonos medio desesperados, medio amenazadores, a través de su embajador, Iván Maisky. En ella, Stalin admitía que el frente ruso se había colapsado e insistía, desde que se firmó el acuerdo entre Rusia y la Gran Bretaña, en que se abriera un segundo frente en Francia o los Balcanes.

Shlisselburg, a menos de cincuenta kilómetros de Leningrado, había sido capturada por los alemanes, pero los generales Zhdaniv y Voroshilov sólo se atrevieron a informarle a Stalin de esta situación hasta el 9 de septiembre, un día más tarde.  

 

Un telegrama en respuesta a su reporte, firmado conjunta y ominosamente por Malenkov, Molotov y el mismo Beria, mostraba el desprecio de sus acciones:

Estamos disgustados por su conducta. Todo lo que hacen es informar la rendición de este u otro lugar, sin decir una palabra acerca de cómo planean detener todas estas pérdidas de ciudades y estaciones de ferrocarril. La manera en que nos han informado de la pérdida de Shlisselburg fue atroz. ¿Es este el final de sus derrotas? ¿Quizá ya han decidido entregar Leningrado? ¿Qué han hecho con sus tanques KV? ¿Dónde los han colocado y por qué no ha mejorado el frente, cuando tienen tantos de ellos? Ningún otro frente tiene la mitad del contingente de tanques KV que ustedes tienen. ¿Qué es lo que está haciendo su aviación? ¿Por qué no está apoyando a las tropas en el campo de batalla? La división de Kulik ha llegado en su auxilio -¿cómo están utilizándola?-. ¿Podemos esperar alguna mejora en el frente o la ayuda de Kulik no servirá de nada, como los KV? Demandamos que nos mantengan informados de la situación dos o tres veces al día.

Si deseas saber más, lee “Leningrad: The Epic Siege of World War II, 1941-1944” [Lenigrado: el sitio épico de la Segunda Guerra Mundial, 1941-1944], de Anna Reid.

Dos soldados soviéticos, en las trincheras del Frente de Leningrado, el 1 de septiembre de 1941.

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