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Los secretos detrás de la Carta del Atlántico

El presidente Franklin D. Roosevelt y el primer ministro Winston Churchill, a bordo del HMS Príncipe de Gales, el 14 de agosto de 1941, trabajando en los principios de trato justo que se convertiría en la Carta del Atlántico.

El 24 de agosto, Churchill transmitió su mensaje de radio explicando a la población británica sobre los resultados de la reunión sostenida con el presidente de los Estados Unidos, Franklin Roosevelt. Su mensaje no dio grandes detalles sobre algunos de los puntos que realmente se había acordado en la reunión que culminó en la famosa Carta del Atlántico.

 

En un mensaje secreto previo a su transmisión radial, dirigido a los cuatro primeros ministros de los dominios británicos, Churchill puntualizó algunos detalles que fueron acordados en la reunión sostenida en la Bahía de Placentia, en Canadá, con los representantes de los Estados Unidos:

24 de agosto de 1941

Altamente secreto y personal

 

Ustedes desean tener plenos detalles de mi reunión con el presidente Roosevelt. El Presidente estaba claramente muy satisfecho de que la reunión se hubiera llevado a cabo. Prevaleció la más grande de las cordialidades y los representantes de los Estados Unidos no perdieron oportunidad para identificarse con nuestra causa. Mientras yo sostenía conversaciones con el Presidente sobre asuntos políticos, conversaciones muy provechosas entre el personal procedieron simultáneamente. Algunos de los resultados de la reunión ya han sido comunicados a ustedes. Sin embargo, puede ser útil si complemento lo que ustedes ya saben.

 

(a) Convoyes – Para el 1 de septiembre, la Marina de los Estados Unidos tendrá un sistema de convoy en plena operación entre la costa estadounidense e Islandia (C), proporcionando un gran alivio a nuestros navíos comprometidos en tareas de convoy y presentando al enemigo con un dilema agudo y decisivo. Ya sea que él pueda atacar los convoyes, en cuyo caso sus submarinos serán en turno atacados por las fuerzas navales de los Estados Unidos, o puede abstenerse de atacar, lo que será equivalente a darnos la victoria en la Batalla del Atlántico.

 

(b) Declaración conjunta – Detalles de la propuesta y texto como fue acordado fueron comunicados a ustedes en su momento. Sin duda ustedes estarán de acuerdo con la importancia particular del sexto y octavo puntos, que contrasta con la actitud de 1917-18, en la que ahora simplemente no asumimos que no habrá más guerra, sino aspirar a las precauciones adecuadas para prevenirla mediante el desarme efectivo de nuestros enemigos. Más aún, en lugar de tratar de arruinar el comercio alemán, ahora adoptamos una posición que no es para el interés del mundo que ninguna nación grande sea impróspera. Asimismo, en mi opinión, de gran importancia que el Presidente haya acordado una Declaración que se refiere a la “destrucción final de la tiranía nazi”.

 

(c) Japón – Ustedes ya han sido informados del diseño de los Estados Unidos de asegurar un margen de maniobra de más o menos un mes, durante el cual podamos mejorar nuestra posición en la zona de Singapur, mientras que los japoneses serán obligados a mantener sus ímpetus. Desde entonces el Presidente ha llevado a cabo su intención de transmitir una fuerte advertencia a los japoneses respecto de la acción que los Estados Unidos tomará, independientemente de sus consecuencias, si los japoneses invaden aún más en el Pacífico Suroeste. Espero muy pronto que será posible proporcionarles las palabras exactas del Presidente al embajador japonés y dejarles saber lo que nosotros proponemos realizar, por medio de hacer coincidir esta advertencia por parte de Estados Unidos. Mientras tanto, pretendo dejar muy claro en mi transmisión de radio que nos mantendremos al lado de los Estados Unidos si son atacados por Japón. Sé que esto representa sus puntos de vista.

 

(d) Rusia – El mensaje conjunto a Stalin, en el que el Presidente y yo estuvimos de acuerdo, fue también comunicado a ustedes en su momento. Creo que los Estados Unidos enviarán a Harriman para representarlos y yo estoy proponiendo que Lord Beaverbrook debería ir por nosotros. No queremos que la conferencia en Rusia empiece antes de la última mitad de septiembre, cuando espero sabremos donde estará el frente ruso para el invierno.

 

(e) Suministro – Estas cuestiones no se conversaron en detalle, pero se dejaron para que Beaverbrook y Harriman lo realicen conjuntamente. La suma de los requerimientos rusos y la necesidad de un programa complementario, tanto para nosotros como las fuerzas de los Estados Unidos, hace imperativa una revisión y expansión de la producción de los Estados Unidos. Me temo que el panorama general presente es que la producción de los Estados Unidos es algo decepcionante. Está a toda marcha, pero es tarde. Tendrán que tomarse medidas, que son difíciles de aplicar en una nación que no está en guerra, que involucren restricciones drásticas en el consumo civil.

 

 

El Presidente envió dos destructores estadounidenses con nosotros en nuestro viaje de regreso, no oficialmente como escolta, pero con órdenes de unirse si ocurría algún problema. Como saben, aproveché la oportunidad, al regresar a casa, para hacer una corta visita a Islandia (C), donde fui recibido entusiastamente y pasé revista a un gran número de tropas británicas, australianas y estadounidenses.

Si deseas saber más, lee “The Churchill War Papers: The Ever-Widening War, Vol. 3” [Los documentos de guerra de Churchill: la guerra cada vez más amplia, Vol. 3], editado por Martin Gilbert.

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