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Combate cuerpo a cuerpo en Ucrania

Tropas alemanas se preparan para un contraataque ruso cerca de Nikolayev.

Para el 6 de septiembre, las fuerzas soviéticas habían recapturado Yelnya, su primera contraofensiva desde el inicio de la guerra había comenzado dos y medio meses antes. Para el frente de Moscú, esto representaba un alivio considerable. Ante esto, Hitler retomó la idea de llevar a cabo un golpe decisivo en el sector central de la Unión Soviética.

 

Hitler emitió la Directiva número 35 desde la Guarida del Lobo en Rastenburg, en Prusia Oriental. El nuevo asalto sobre Moscú se convertiría en la Operación Tifón. Sin embargo, las fuerzas en el sur de la Rusia soviética seguían combatiendo ferozmente para cercar a los ejércitos en Kiev, en Ucrania, que estaban siendo apoyadas por las fuerzas del Grupo de Ejércitos Centro, particularmente las de Guderian y Hoth.

 

Hans Roth, un miembro del batallón antitanque de la 299ª División de Infantería, adjunta al Sexto Ejército al mando de Reichenau, registra la tensión de los combates en el área cercana a Kiev:

6 de septiembre

 

Cambio de guardia en la Posición B a las 0300 horas. Seis hombres se movilizaron a la solitaria posición. Está tranquilo a pesar de nuestras expectativas. Bueno, al menos lo que nosotros llamamos tranquilo: fuego de artillería esporádico y el traqueteo de una sola ametralladora. Niebla húmeda se mantiene sobre nuestras posiciones, está abismalmente frío. Al menos proporciona una buena cubierta; el enemigo no puede vernos caminar a través de las barreras de alambre de púas mientras nos arrastramos cuidadosamente a través del campo minado. Treinta minutos más tarde llegamos a las trincheras delanteras de la Posición B. La niebla se encuentra en bancos espesos en el valle. El enemigo quizá intente penetrar nuestra posición en la línea del frente bajo la cobertura de esta niebla. Nosotros somos los ojos de nuestra división y como tales, vemos las primeras olas de combatientes enemigos aproximándose en un lapso de media hora.

 

El fuego de protección de nuestra artillería da bien y elimina las primeras dos olas, pero más masas están chocando contra nuestra sección del frente. Si esto continúa así, quizá tengamos que retroceder a nuestra posición primaria. Sin embargo, nadie dice esto en voz alta; los soldados alemanes no retroceden así tan rápidamente. Nuestro puesto de observación rápidamente se altera en una posición defensiva. La lona de camuflaje es retirada y se cava un escalón en la pared para poder poner la ametralladora en su lugar. Las granadas de mano se alinean, listas para ser usadas. La bayoneta es fijada en el rifle para prepararse para la batalla cuerpo a cuerpo.

 

Los Rojos han conseguido penetrar a la derecha de nuestra posición. Varios de ellos son destrozados por las minas, pero a los diablos Rojos no les importa unos cuantos centenares de bajas. Los Bolcheviques han entendido la importancia de nuestra posición defensiva y traen cada vez más tropas de refuerzo. Sus masas atacan sin parar. Su artillería abre fuego sin descanso alguno y, desde una gran distancia, directamente en nuestras trincheras.

 

La niebla se ha ido desde hace largo rato. El sol está apaleándonos y volviéndonos locos. Terribles combates cuerpo a cuerpo han surgido en varias secciones alrededor de nosotros. No significa nada pedir por acciones heroicas individuales. Todos son unos héroes aquí; cada quien cumple con su deber lo mejor que puede.

 

Los bolcheviques finalmente son rechazados y se retiran alrededor del mediodía. La artillería rusa cobra su enfadada venganza. Un ataque de fuego tras otro llueve sobre nosotros. La pared de fuego enemigo está aproximadamente a unos 100 metros hacia nuestra retaguardia alrededor de las 1700 horas y se mueve lentamente hacia nosotros. Las explosiones están cada vez más cerca de nosotros. Justo ahora casi nos dan. Sonidos fuertes similares a los de un órgano se aproximan por encima de nuestras cabezas, tres veces, cuatro veces… De inmediato nos lanzamos al piso de la trinchera. Otra vez, hay un estruendo como si el mundo mismo estuviera explotando. La tierra sale volando alrededor de nuestras orejas y llueve sobre nuestros cascos.

 

Un pedazo de proyectil del tamaño de un puño se estrella en la tierra no más allá de un metro de distancia de mí. ¡Qué buena suerte! ¡Suerte es lo que uno necesita en la guerra! Las bajas parecen pequeñas cuando se comparan con los logros. Montones de soldados rusos muertos yacen enfrente de nuestra sección y en las trincheras más avanzadas. La peor cosa es que mañana tendremos nuestros estómagos revueltos por el hedor de los cuerpos en descomposición. Una vez más, estaremos corriendo como enfermeras con nuestros pañuelos sobre nuestras caras. Pero hay un cambio de eventos inesperado: recibimos órdenes de ser remplazados. Nadie puede entender lo que este mensaje causa en las emociones de un soldado en el frente. Probablemente hubo algunos que incluso lloraron… es un asunto de nervios.

 

El mensajero, el portador de buenas noticias, es elogiado como un semidiós. Él recibe nuestros últimos cigarrillos y alcohol. El cambio es realizado a medianoche, sin mayores incidentes. Alcanzamos nuestras tropas de suministro en Barachty en las primeras horas de la mañana. Ahora se trata de dormir, dormir y más dormir.

Si deseas saber más, lee “Eastern Inferno: The Journals of German Panzerjäger on the Eastern Front, 1941-1943” [Infierno oriental: los cuadernos de un cazador de tanques alemán en el Frente del Este, 1941-1943], editado por Christine Alexander y Mason Kunze.

Un cañón antitanque de 3.7 cm y una ametralladora MG34 en el camino entre Kiev y Odessa, en 1941.

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