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Tropas frescas de la Wehrmacht hallan la “rasputitsa”

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En algún lugar en el Frente del Este, en 1943.

La распутица “rasputitsa” -la temporada sin caminos- era una característica del clima de la Unión Soviética en la primavera y el otoño. Había embrollado a los alemanes durante su avance hacia Moscú en 1941. Ahora continuaba siendo motivo de dificultades para ambas partes mientras el Frente Oriental pasaba por un período de transición, con los alemanes tratando de enderezar su línea y el Ejército Rojo intentando aprovecharse de la situación.

En una posición mucho más al sur de la región Rzhev, Hans Roth era ya un veterano de las estaciones rusas. Vio cómo las nuevas tropas frescas llegaron al frente, sabiendo lo que tendrían que soportar:

¡La temporada de lodazales! Un sol brillante sigue después de la nieve y granizadas que han barrido a través de la estepa. El deshielo comienza a implantarse después de tres días de sol. En el cuarto día es tan caluroso que el agua se mezcla con el suelo y disuelve todo en capas de lodo y tierra.

El fin de semana pasado, el agua del deshielo llegaba hasta nuestras rodillas y llenaba los arroyos y jardines. El paisaje circundante es un lago gigante. Nuestros vehículos están atascados. Nos lleva de tres a cuatro días mover un solo vehículo que antes tomaba sólo una hora.

Tenemos la suerte de que nuestras botas llegaron a tiempo, lo que al menos nos proporcionó una protección mínima contra el agua helada. Todo el mundo se está preparando para vivir como un anfibio. Se dispensan medicamentos probados contra enfermedades comunes, al igual que el año anterior. El clima es horrible y además estamos bajo ataques severos día y la noche.

Algo maravilloso sucede durante estos días. Llega un batallón de soldados jóvenes con caras nuevas y equipos nuevos. Sus botas son brillantes y sus ollas y sartenes nunca se han utilizado en una estufa rusa, aunque nos dimos cuenta de esto mucho más tarde.

¡Lo maravilloso es que marchaban en filas de tres y cantaban! Salimos de las cabañas fuertemente bombardeadas y búnkeres que han sido nuestro hogar y somos incapaces de comprender tal milagro. Nos quedamos parados en silencio con nuestro camuflaje, cubiertos de polvo y tocamos nuestras caras sin afeitar con incredulidad. Ellos marchan a lo largo de una serie de pequeños montículos de tumbas con cruces en lo alto y me da la impresión de que su voz tiembla por un momento.

 

Bajamos la cabeza en silencio y miramos hacia abajo a nuestras botas mojadas y con barro incrustado. Alguien hace una broma, una broma cruel bajo estas circunstancias: “Van a dejar de cantar muy pronto”. Pero nadie se ríe, nadie está de acuerdo con el bromista.

Todos sabemos que estos compañeros jóvenes de la patria marcharán los últimos dos o tres kilómetros a sus posiciones en columnas o filas sencillas. Cada uno tendrá su rifle en sus manos para evitar golpearlo contra sus utensilios de cocina.

Por un momento se asombrarán cuando les den las instrucciones de vaciar los bolsillos de sus pantalones y abrigos y que coloquen todo en sus bolsillos en el pecho. Y van a temblar hasta los huesos cuando entiendan el propósito de esta orden. Lo mismo nos pasó a nosotros cuando brincamos a las trincheras.

El agua helada llegaba a la altura de nuestra cintura e inundaba nuestras botas, los pantalones se aferraban a los muslos. Pero lo van a soportar, al igual que lo hicimos nosotros. Ellos disfrutaran de la bendición de la estufa en el bunker; su calor expulsa el agua en nuestros pantalones y calcetines en riachuelos lechosos.

 

Y cuando su uniforme tenga la corteza de arcilla adecuada, nadie más será capaz de distinguirlos de nosotros.

Si deseas saber más, lee “Eastern Inferno: The Journals of a German Panzerjäger on the Eastern Front, 1941–1943” [Infierno oriental: los diarios de un cazador de tanques alemán en el frente oriental, 1941-1943], de Hans Roth, editado por Christine Alexander y Mason Kunze.

La temporada de deshielo en la Unión Soviética hacía prácticamente imposible utilizar los

La temporada de deshielo en la Unión Soviética hacía prácticamente imposible utilizar los caminos. Había lodo por todas partes.

Las fuerzas soviéticas no era eximidas de la распутица [rasputitsa], también ellos enfrent

Las fuerzas soviéticas no eran eximidas de la распутица [rasputitsa], también ellos enfrentaban serias dificultades para movilizar sus equipos.

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Las tropas alemanas batallan para movilizarse en el lodazal en el Frente del Este.

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Una columna de suministros alemana atascada durante la rasputitsa en el frente oriental.

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