El USS Duncan en marcha en el Pacífico sur, el 7 de octubre de 1942, cinco días antes de que fuera hundida en la batalla del Cabo Esperance. Fotografiada desde el USS Copahee (ACV-12), que estaba en aquel entonces dedicado en la entrega de aeronaves a Guadalcanal.
En el teatro del Pacífico, las lecturas cuidadosas de los códigos japoneses más secretos permitieron a la Armada estadounidense interceptar una flota japonesa trayendo consigo refuerzos para Guadalcanal a las afueras de Cabo Esperance.
En una batalla nocturna combatida no por aviones sino por buques de guerra, un crucero japonés, el Furutaka, y tres destructores nipones fueron hundidos a cambio de un destructor estadounidense. Pero durante la batalla, cuarenta y ocho marineros murieron en el destructor norteamericano Duncan, cuando fue atrapado entre el fuego cruzado de los japoneses y estadounidenses, y más de un centenar de marinos norteamericanos perdieron la vida cuando su crucero ligero, el Boise, fue impactado por el fuego de artillería naval japonés después de que encendiera un reflector para iluminar un objetivo nipón.
Para sorpresa de los estadounidenses, al terminar la batalla, muchos marineros japoneses cuyos navíos habían sido hundidos se rehusaron a ser rescatados por los buques norteamericanos, prefiriendo ser devorados por los tiburones que infestaban las aguas del campo de batalla. Roy Boehm, segundo contramaestre de tercera clase a bordo del USS Duncan, describe con excepcional detalle las últimas horas espeluznantes en el destructor estadounidense... Ver Más