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Judíos a disposición de I. G. Farben

La construcción de las plantas Buna y Montan de I.G. Auschwitz. (Foto cortesía del Instituto Fritz Bauer)

La planta de IG Farben, fundada en Auschwitz en abril de 1940, era más que una fábrica para la producción de caucho sintético (Buna), como también lo sugiere el nombre común de la planta -Buna-IV-. De hecho, IG Auschwitz fue diseñada desde el principio para ser una fábrica de productos químicos extremadamente compleja, elaborando, además de Buna, combustibles de alto rendimiento (incluidos la gasolina para aviación y combustible de uso naval), diversos plásticos, fibras sintéticas, agentes estabilizadores, resinas, metanol, nitrógeno y productos farmacéuticos, todo ello para colaborar profundamente en el esfuerzo de guerra alemán.

 

De 1936 a 1943, las ventas de IG Farben, tan sólo en el área de plásticos, subieron de 5 millones a 122.6 millones de Reichmarks, mientras que la utilidad de las ventas casi se triplicó tan solo en los tres primeros años de la guerra, yendo de 7.4 millones a 20.6 millones de marcos del Reich.

 

Sin embargo, este logro se obtuvo a costa de la utilización de mano de obra forzada obtenida de los campos de concentración. Bajo el régimen nazi, el trabajo forzoso se impuso en condiciones cada vez más pobres, en principio para hacer campaña en contra de los sujetos que no simpatizaban con la ideología de la Volksgemeinschaft [la comunidad del pueblo] y reprenderlas de esa manera. Pero al iniciar la guerra este se convirtió en una herramienta para la explotación sistemática y exterminio de individuos que eran considerados por la ideología nazi como parte de razas “indignas para la vida”. Las personas más afectadas fueron los habitantes de las zonas conquistadas de Europa oriental, los prisioneros de guerra rusos y un gran número de judíos que se vieron obligados a hacer trabajos pesados en condiciones terribles hasta que, completamente exhaustos, eran asesinados.

 

Los proyectos de IG Auschwitz eran tan vitales para los planes militares de Alemania que I. G. fue capaz de reunir la ayuda de las figuras más poderosas en el gobierno nazi. Karl Krauch, jefe del Consejo de Supervisión de IG Farben, en una carta secreta a Otto Ambros, del Consejo de Administración, escribió:

En los nuevos arreglos de etapas prioritarias ordenadas por el Mariscal de Campo Keitel, su proyecto de construcción [Planta de Buna] tiene la primera prioridad… A solicitud mía, [Goring] ha emitido decretos especiales hace unos días a las autoridades supremas del Reich que correspondan… En estos decretos, el Mariscal del Reich obligó a las oficinas en cuestión para que de inmediato satisficiera sus necesidades de trabajadores calificados y obreros, incluso a expensas de otros proyectos importantes de construcción o planes que son esenciales para la economía de guerra.

Krauch ya estaba tomando medidas para asegurar el suministro adecuado de mano de obra para la construcción de las plantas IG Auschwitz. Había arreglado que Göring le escribiera a Heinrich Himmler el 18 de febrero de 1941, solicitándole que proporcionara elementos suficientes para la consecución de estos planes:

Se requiere la evacuación expedita de los judíos en Auschwitz (...) con el fin poner sus casas a disposición de los trabajadores utilizados en las obras del proyecto de la planta de Buna. Exención temporal para los polacos viviendo en Auschwitz y sus alrededores que pudieran ser empleados en los trabajos de construcción, así como el suministro del mayor número posible de trabajadores de construcción calificados y no calificados que se harán disponibles del campo de concentración contiguo para la edificación de la planta de Buna.

 

Proporcione Informe a mí y a Krauch, tan pronto como le sea posible, acerca de las órdenes que emitirá al respecto.

Actuando a esta solicitud, Himmler ordenó al Inspector de Campos de Concentración y a la Oficina Principal Económica y Administrativa de la SS:

Pónganse en contacto inmediatamente con el encargado de la construcción de las obras de la planta de Buna y asista al proyecto mediante la proporción de los prisioneros del campo de concentración en todas las formas posibles.

Tan pronto como Himmler emitió esta orden, Krauch escribió a Ambros:

Estas órdenes son de tan largo alcance que le solicito las aplique en su máxima extensión tan pronto como sea posible.

Se requerían entre 8,000 y 12,000 trabajadores para la construcción y el montaje de este proyecto.

 

Si quieres saber más, lee “Hell's Cartel: IG Farben and the Making of Hitler's War Machine” [IG Farben y la Produccion de la Maquina de Guerra de Hitler], de Diarmuid Jeffreys.

 

El sitio Wollheim Memorial, tiene valiosas entrevistas y detalles sobre la construcción de la planta de IG Farben en Auschwitz.

Trabajadores forzados en la construcción de la planta de Buna (Foto cortesía del Instituto Fritz Bauer [APMO/Museo Estatal Auschwitz-Birkenau])

El campo de concentración de Buna/Monowitz 

(Foto cortesía del Instituto Fritz Bauer [APMO/Museo Estatal Auschwitz-Birkenau])

Karl Krauch, del Consejo de Supervisión de IG Farben, consiguió que Heinrich Himmler llegara a un acuerdo en febrero de 1941 para proporcionar toda la asistencia posible en la construcción de la nueva planta Buna de IG Farben en Auschwitz. Fue sentenciado a 6 años de prisión durante los Juicios de Nuremberg en 1947/1948 (Foto cortesía de los Archivos Nacionales, Washington, D.C.)

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