El segundo asalto alemán en Paso Kasserine fracasa
Una columna blindada alemana, en Túnez, 1943.
En Túnez, el Paso Kasserine siguió siendo el centro del terreno en disputa. Los alemanes habían sido incapaces de aprovechar plenamente sus primeros éxitos y se habían topado con una resistencia estadounidense cada vez más rígida.
En 1943, Hans von Luck era un veterano de panzers, habiendo comenzado su guerra en Polonia y continuando en Francia y Rusia antes de llegar a África del Norte en 1942. Como comandante de un batallón de reconocimiento Panzer, él ahora se encontraba en el frente de batalla:
Durante la noche del 18/19 de febrero me dieron la tarea de tomar el Paso Kasserine en un sorpresivo golpe y mantenerlo abierto para las siguientes unidades. Con las motocicletas escolta al frente, me movilicé antes del amanecer con la esperanza de tomar a los estadounidenses por sorpresa.
Sin embargo, estaban en estado de alerta y nos recibieron con fuego de artillería pesada, que era dirigido por observadores apostados en las alturas a ambos lados del camino a través del paso. No pude pasar. Tampoco un regimiento de fusileros que fue enviado contra el paso.
De cualquier forma, tomamos unos pocos prisioneros, que pertenecían a la 34ª División estadounidense. Nos quedamos sorprendidos con el equipo de primera clase de los hombres y, sobre todo, por la “ración diaria” que todos llevaban consigo. No era sólo la barra de chocolate, la goma de mascar, la mantequilla y los cigarrillos que, para nosotros, eran placeres a los que no estábamos acostumbrados; nos quedamos fascinados por la hoja impresa que se incluía con cada paquete. En ella estaba escrito: “Tú eres el soldado mejor pagado y mejor equipado del mundo. Te hemos dado las mejores armas en el mundo. Ahora es el momento de probar si tú eres también el mejor combatiente”.
Como muy pronto descubrimos, los estadounidenses tenían tanques y cañones antitanque de primera clase. Detrás del frente, grandes depósitos de suministros podían reemplazar rápidamente cualquier deficiencia. El hecho de que no tuvieran experiencia de combate y estuvieran en desventaja frente a nuestros “zorros del desierto”, no puede ser considerado su culpa.
Ellos parecían tener la ventaja sobre sus aliados británicos en un aspecto: eran extraordinariamente flexibles, se adaptaban inmediatamente a una nueva situación y luchaban con gran tenacidad.
Nunca olvidaré la vista de unos pocos panzers Tiger, con su superior cañón de 88mm, acabando un Sherman tras otro, mientras trataban de avanzar a través de un paso hacia el este y no podía entender que eran irremediablemente inferiores a los Tiger.
Admiramos la valentía y el ímpetu con que los norteamericanos ejecutaron sus ataques, a pesar de que a veces sentía pena por ellos al tener que pagar con fuertes pérdidas por su primera experiencia de combate. Descubrimos más tarde, en Italia, y yo personalmente en las batallas en Francia en 1944, la rapidez con la que los estadounidenses fueron capaces de evaluar su experiencia y, a través de una conducta flexible y poco convencional en una batalla, convertirla en resultados.
Si deseas saber más, lee “Panzer Commander” [Comandante de Panzers], de Hans von Luck.
Tropas alemanas movilizándose en Túnez, en 1943.
Un tanque alemán Panzerkampfwagen III ultimado por artillería estadounidense de 37mm, en el Paso Kasserine, Túnez, el 25 de febrero de 1943.