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Judíos siendo cargados en trenes de carga en la Umschlagplatz, en Polonia, en 1942.

El 22 de julio de 1942 iniciaron las deportaciones en el gueto de Varsovia y ese mismo día comenzaron las operaciones de un nuevo campo de exterminio en Treblinka, mismo que convertiría en el destino final para la gran mayoría de los judíos en Varsovia a partir de ese momento.

Treblinka fue el último de los cuatro centros de exterminio creados por los nazis en lo que se conoce como la Operación Reinhard -Chełmno, Bełżec y Sobibór ya estaban en pleno funcionamiento-. La construcción de estos campos de exterminio tenía como objetivo exterminar a todos los judíos en lo que quedaba de Polonia-denominada por los alemanes como el Gobierno General- para diciembre de 1942.

Estos no eran campos de concentración donde la gente podía subsistir realizando labores forzadas. Las víctimas, la gran mayoría de ellas judíos, eran llevadas allí en centenas de trenes de carga y gaseados tan pronto arribaban a estos lugares de muerte. Los únicos que sobrevivían por escaso tiempo en estos campos eran el pequeño número de seleccionados para asistir en el proceso de aniquilación, los Sonderkommandos, quienes eran los encargados de retirar los cuerpos de las cámaras de gas y enterrarlos en fosas comunes. Posteriormente se introdujo en el proceso de exterminio la incineración de los cuerpos, incluso de aquellos que habían sido previamente enterrados.

Así, con las órdenes de Himmler en marcha, las deportaciones en el gueto de Varsovia continuaron del día previo y para estos momentos ya había pocas ilusiones -casi todos en el gueto de Varsovia aceptaban como verdad que la “deportación” de las personas para su “reasentamiento” significaba que aquellos que eran elegidos serían asesinados-.

 

No obstante, los nazis continuaron manteniendo el mito de la esperanza que había para algunos, anunciando que todos los judíos que estuvieran calificados para el trabajo estarían exentos de la deportación y podrían permanecer en el gueto. Entre los miles de personas que no estaban registrados para trabajar se encontraba Chaim Kaplan, quien ahora súbitamente se sentía amenazado. De alguna forma se las ingenió para seguir escribiendo su diario en el gueto... Ver Más

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