Winston Churchill y sus Jefes de Estado Mayor alrededor de una mesa de conferencias a bordo del RMS Queen Mary camino a los Estados Unidos, en mayo de 1943. Sentados alrededor de una mesa de conferencias, de izquierda a derecha: Mariscal del Aire Sir Charles Portal, Almirante de la Flota Sir Dudley Pound, el General Sir Alan Brooke, y Winston Churchill. El primer ministro Churchill preside la reunión al final de la mesa.
La estrecha colaboración científica entre los Estados Unidos y Gran Bretaña no se hizo esperar a la entrada de Estados Unidos en la guerra. En febrero y marzo de 1941, los oficiales del Estado Mayor de ambos países se reunieron en Washington y elaboraron un plan de guerra conjunto que asumía que el Atlántico y Europa eran los teatros decisivos.
El 11 de marzo, Roosevelt firmó la Ley de Préstamo y Arriendo, en respuesta al pedido de ayuda de Churchill. En los meses que siguieron, Roosevelt ordenó a la Armada involucrarse más y más en la Batalla del Atlántico. En noviembre, el Congreso votó a favor de permitir que los mercantes estadounidenses se armaran y pasaran por la zona de guerra a los puertos británicos.
El intercambio de información científica había sido una de las características más notables de la cooperación angloamericana. Durante la reunión entre Churchill y Roosevelt, a sugerencia del primer ministro británico, se acordó que los programas atómicos de ambas naciones se combinaran y que la investigación y el desarrollo futuros se realizaran en los Estados Unidos. Churchill creía que los continuos ataques aéreos alemanes hacían imprudente ubicar las enormes instalaciones necesarias para construir una bomba en Gran Bretaña. Esta decisión trascendental de compartir el desarrollo de un arma atómica fue tomada en el acto por Roosevelt y Churchill. Sin embargo, no hubo ningún registro escrito del acuerdo. El presidente y Churchill se sintieron lo suficientemente seguros de sí mismos como para emprender el camino por su cuenta.
A medida que avanzaba el trabajo en la bomba atómica, los funcionarios estadounidenses encargados del desarrollo de la bomba se mostraron reacios a compartir secretos con los británicos. Churchill planteó el asunto a Roosevelt en la conferencia Trident en mayo de 1943 en Washington, D.C., y Roosevelt una vez más estuvo de acuerdo en que la empresa era conjunta. En el mensaje escrito a Harry Hopkins, el emisario principal de Roosevelt ante el primer ministro británico, Churchill señaló... Ver Más