Un Consolidated B-24 Liberator de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos de América (USAAF) despega al amanecer de una base de bombarderos “en algún lugar de Inglaterra”.
Muchas memorias y diarios hablan de la agonía de la espera de entrar en acción. Para las tripulaciones de los bombarderos existía el asunto incómodo de hacer frente a las operaciones de cada día o las esporádicas. En tiempos de guerra, las oportunidades para la recreación eran limitadas. No se podía alejarse de la guerra, adonde quiera que fuesen.
Un hombre tenía un genio para pintar un cuadro con palabras para estos escenarios. John Steinbeck ya había ganado fama por sus novelas, ahora él estaba en Europa como corresponsal de guerra. Durante este período, sobre una base casi diaria, escribió una serie de viñetas comentando acerca de los hombres y mujeres comunes de la guerra:
Bomber Station, Inglaterra
28 de junio 1943
Los días son muy largos. Una combinación de verano y el horario de verano mantienen la luz hasta las once y media. Después de comer tomamos el autobús del Ejército hacia la ciudad. Es una pequeña ciudad antigua que todos los estadounidenses conocen casi tan pronto como se pueda leer. Los edificios de las calles estrechas son Tudor, Estuardos, Georgianos, e incluso algunos Norman. Los adoquines se son lisos y las losas de las aceras tienen ranuras hechas por años de carriolas. Es una ciudad para pasear.
Soldados estadounidenses, canadienses, hombres de la Real Fuerza Aérea y muchas de las mujeres soldados de Gran Bretaña caminan por las calles. Pero Gran Bretaña selecciona sus mujeres y están realmente en el Ejército, mecánicos conductores, despachadoras, elegantes y duras en sus uniformes.
La tripulación del Mary Ruth termina en un pequeño pub, lleno de gente y ruidoso. Ellos hacen su camino hacia el bar, donde las camareras están sirviendo cerveza lo más rápido que pueden. En un momento este equipo ha encontrado una mesa y tienen los pequeños vasos del líquido amarillo claro en frente de ellos. Es cerveza curiosa. La mayor parte del alcohol se ha sacado para hacer municiones. No es fría. Es una cerveza símbolo -un gesto más que una bebida-.
La tripulación del bombardero es solemne. Los hombres que son alertados para misiones operativas suelen ser solemnes, pero esta noche hay una cierta carga para este equipo. No hay manera de saber cómo empiezan estas cosas. De repente, una tripulación se siente predestinada. Luego, cosas pequeñas sales mal. Luego están inquietos hasta que despeguen para su misión. Cuando el nerviosismo está sintiéndose es la espera la que duele.
Ellos sorben la cerveza sin sabor. Uno de ellos dice: “Vi un periódico de casa en la Cruz Roja en Londres”. Es un lugar tranquilo. Los otros lo miran a través de sus vasos. Un grupo mixto de pilotos y mujeres de la ATS en el otro extremo del pub han comenzado una canción. Es sorprendente cómo muchas de las canciones son estadounidenses. “Sería tan agradable que volvieras a casa”, cantan. Y el ritmo de la canción ha cambiado sutilmente. Se ha convertido en una canción inglesa.
El artillero de cintura eleva su voz para hacerse oír por encima del canto. “Me parece que tenemos miedo de anunciar nuestras pérdidas. Parece casi como si el Departamento de Guerra tuviera miedo de que el país no pudiera soportarlo. Nunca vi nada que el país no pudiera soportar”.
El artillero de la torreta giratoria limpia su boca con el dorso de su mano. “No escuchamos mucho”, dice, “es algo gracioso, pero cuanto más nos acercamos a la acción cuanto menos se leen periódicos y noticias de la guerra. Recuerdo que antes de que me uniera yo sabía todo lo que estaba sucediendo. Yo sabía lo que estaba haciendo Turquía. Incluso tenía mapas con alfileres y dibujaba campañas con lápices de colores. Ahora no he visto un periódico en dos semanas”.
El primer hombre continuó, “El periódico que vi tenía algunas cosas graciosas. Parecía pensar que la guerra estaba a punto de terminar”.
“Me gustaría que los Jerries [alemanes] pensaran eso”, dijo el artillero de cola. “Me gustaría que pudieras tener las narices cobardes de Goering y los condenados artilleros antiaéreos convencidos de eso”.
“Bueno, de todos modos”, dijo el artillero de cintura: “Leí ese periódico muy de cerca. Me parece que la gente en casa está combatiendo una guerra y nosotros otra. Ellos tienen la suya casi ganada y nosotros apenas comenzamos la nuestra. Me gustaría que estuvieran en la misma guerra en la que estamos metidos. Me gustaría que publicaran las víctimas y decirles lo que realmente es. Creo que tal vez les gustaría estar en la misma guerra en la que estamos metidos si pudieran hacerlo”.
El artillero de cola viene de tan cerca de la frontera de Kentucky que habla como si fuera de Kentucky. “Leí un artículo muy bueno en una revista acerca de nosotros”, dijo. “Este artículo dice que tenemos nervios de acero. Nunca tenemos miedo. Todo lo que queremos en el mundo es sólo volar todo el tiempo y tener una oportunidad contra Jerry. Nunca había oído algo tan valiente como nosotros. Lo leí tres o cuatro veces para tratar de convencerme de que yo no tengo miedo”.
Si deseas saber más, lee “Once There Was a War” [Había una vez una guerra], de John Steinbeck.
John Steinbeck fue un novelista ganador del premio Pulitzer, cuyo libro Las Uvas de la Ira retratan la difícil situación de los trabajadores migrantes durante la Gran Depresión. Fue corresponsal de guerra durante la Segunda Guerra Mundial. Steinbeck fue autor de varias novelas que posteriormente fueron trasladadas a la pantalla grande, como la película “Al Este del Eden”.