El recientemente desarrollado Nebelwerfer, el cual estaba entrando en servicio con las unidades alemanas en el Frente Oriental como una respuesta a los temibles lanzacohetes rusos Katyusha.
Cuando los alemanes lanzaron su nueva gran ofensiva estratégica de verano el 28 de junio de 1942, Hitler se enfrentó por primera vez con todo el peso de las nuevas responsabilidades que se había arrogado para sí mismo como comandante en jefe del Ejército.
Un año antes, la Operación Barbarroja había tenido la intención de destruir al Ejército Rojo y conquistar Rusia en tan sólo cuestión de unos pocos meses, pero las grandes distancias y el clima extremo habían provocado el completo estancamiento de la Wehrmacht.
Aunado a eso, el régimen soviético había mostrado una resistencia extraordinaria, con fuentes inagotables de fuerzas y mano de obra que habían empujado a los alemanes de vuelta durante el invierno, logrando así estabilizar la amenaza a Moscú.
Con Fall Blau (Caso Azul), más adelante llamada la Operación Braunschweig, Hitler estaba decidido a dirigir sus ataques hacia las profundidades del sureste de la Unión Soviética. Moscú ya no era el objetivo más importante. Si sus ejércitos pudiesen llegar a los yacimientos de petróleo en el Cáucaso, podrían cortar el suministro de combustible al Ejército Rojo. Las distancias eran enormes, la apuesta gigantesca.
Una vez más, la Wehrmacht había acopiado sus recursos para aprontar un ataque masivo. Wilhelm Prüller se encontraba allí... Ver Más