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Los británicos desencantados de Churchill

Churchill con el teniente general Andrew McNaughton, marzo de 1941.

La serie de reveses sufridos en el norte de África y en los Balcanes estaba haciendo que los británicos empezaran a poner en serias dudas si la conducción de la guerra era la adecuada. La opinión de diversas figuras estaba generando interrogantes sobre si, en algún momento, Hitler sería detenido.

 

Vere Hodgson era una trabajadora social viviendo en el área de Notting Hill Gate en Londres. Su testimonio de los bombardeos durante el Blitz y la vida en Londres durante la guerra es un relato fascinante de la vida cotidiana de la gente común. El diario está lleno de detalles acerca de las dificultades de los ingleses para obtener alimentos, las responsabilidades de ser un centinela de incendios durante los ataques aéreos y el costo que las incertidumbres de la vida trajeron para la población.

 

El sentimiento general de la gente fue descrito por Hogdson en su diario el 29 de abril de 1941:

Martes, 29

 

Escuché con profunda atención la transmisión del Primer Ministro. Se escuchaba un poco cansado. Él adora darnos buenas noticias – y no había mucho qué decir, ¡excepto que lo peor está por venir! Esbozó posibilidades temerosas de que Hitler se extienda al Mediterráneo… y no parece pensar que podamos hacer mucho al respecto. No explicó muchas cosas que quisiéramos saber… pero supongo que algún día podremos. Si era inevitable que los yugoslavos fueran derrotados, ¡por qué estaba tan eufórico el otro día cuando anunció que se habían declarado por nosotros! Luego, ¿cómo los alemanes han llegado a Libia –y por qué no supimos que venían-? Parece que no le importan sus responsabilidades y enfrenta el futuro con ecuanimidad; así es que debemos hacer lo mismo. Si él no puede ganar –entonces nadie puede hacerlo.

 

Escuché a una chica en un Departamento del gobierno decir que es desperdiciado mucho tiempo. ¡No trabajan como nosotros en esta oficina! No tenía nada qué hacer por semanas y semanas, y era pagada por horas extra –hasta que hizo tal alboroto que tuvieron que tomar cartas en el asunto-. Bueno, si esto está sucediendo en todas partes, no es de extrañarse que no estemos ocupándonos de la guerra.

 

Mi tía me mando algunos dátiles –muy generosa-. Imposible obtenerlos aquí -¡lo que tenemos en grandes cantidades es zanahorias enlatadas! Probablemente tengamos que vivir con ellas el próximo invierno. Nos estamos alistando para el Aniversario del Servicio el 14 de junio, en Kingsway Hall –si todavía está de pie para entonces-. Hoy hubo un SOS para obtener ropa para una mujer que ha sido bombardeada cuatro veces. La señorita M. le encontró alojamiento en Rhyl. Alguien llamó por lo de la ropa y le enviamos un guardarropa espléndido, ya que recién había llegado un suministro.

Si quieres saber más, lee “Few Eggs and No Oranges: Vere Hodgson's Diary, 1940-45” [Pocos huevos y sin naranjas: el diario de Vere Hodgson].

El puesto de un tendero en Londres durante la guerra. En el letrero se lee: "naranjas sólo para los niños".

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